Los marabinos tienen razones para sentirse desamparados y abandonados por ciertos miembros de la clase política local. Quienes hace apenas unos meses se volcaron a las calles en campaña electoral, pidiendo la participación y el voto de los ciudadanos para ser elegidos concejales, y en efecto acabaron con un puesto en la cámara municipal, se han olvidado de la responsabilidad que asumieron con quienes les votaron. La gestión Di Martino, tal como van las cosas, aparentemente no tiene un solo opositor firme en el legislativo municipal. Algunos afirman que no quieren ser una " oposición llorona ", en una especie de justificación para no alzar la voz por las fallas, mientras dicen ser " propositivos ", para ocultar cierta servidumbre. Ser oposición no es " llorar " o cuestionarlo todo por el simple hecho de hacerlo; ser oposición es saber que, a pesar del maquillaje y de algunas políticas acertadas, aún hay reclamos por hacer, súplicas que en cada barriada ...
Somos el rincón de la juventud que expresa sus ideas sin censura ni moldes