Moscú sabe que las debilidades de sus archienemigos son palpables en relación a una reacción diplomática o militar
Moscú nuevamente ha activado las alarmas de seguridad en el mundo con su persistente táctica de desestabilización y hostigamiento contra Ucrania. El régimen de Vladimir Putin ha desplegado una fuerza militar poderosa de unos 100.000 hombres en la frontera común con Ucrania, que en los últimos años ha sido blanco de ataques por parte de la política expansionista de un régimen que ha sembrado el terror en el este del territorio ucraniano así como ha avanzado en paso firme en la anexión de la península de Crimea y en el amedrentamiento a democracias en el mundo.
Los últimos acontecimientos revelan movimientos estratégicos de Rusia en su búsqueda de imponer un estado satélite en Kiev como ya lo ha hecho en Bielorrusia de la mano del dictador Aleksander Lukashenko, quien sin sonrojarse ya se atreve a decir que ambos países conforman lo que para él es un Estado de la Unión, una especie de fusión no oficial entre Minsk y Moscú en lo que es ese sueño nostálgico postsoviético que ambos regímenes mantienen y tratan de contagiar. [Lea Rusia es una amenaza para Occidente]
En las últimas horas, la ministra de Asuntos Exteriores de Reino Unido, Liz Truss, acusó a Rusia de maquinar la imposición de un régimen afín en Ucrania, el cual estaría presidido por Yevhen Murayev, un magnate de los medios difusores de información de clarísima orientación prorrusa. No obstante, la advertencia de Londres tiene antecedentes en lo relativo a políticos ucranianos que mantienen amplias simpatías por El Kremlin y su objetivo es servirle a Putin en su afán por concentrar el mayor poder territorial posible y así contener cualquier intento de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) por estrechar nexos con naciones del este del continente europeo.
El nuevo desafío planteado por Rusia a Occidente en Ucrania debe leerse con suma atención. Putin sabe que si avanza en su idea de invasión convencional o híbrida tendrá una respuesta firme de Estados Unidos, que en voz del presidente Joe Biden ha declarado que cualquier ataque contra territorio ucraniano recibirá una respuesta firme. Sin embargo, Moscú sabe que las debilidades de sus archienemigos son palpables en relación a una reacción diplomática o militar ya que las diferencias se dejan ver en las declaraciones conjuntas o individuales.
Alemania, a diferencia de Estonia, Letonia, Lituania o Polonia, se ha mostrado prudente y descarta apoyar con unidades militares en el terreno a Ucrania, situación distinta a la expresada por Washington quien ya ha enviado más de 150 toneladas de material bélico para respaldar a un socio tan esencial geopolíticamente. [Lea Rusia y la hipocresía como diplomacia]
Así las cosas,Occidente debe reconciliarse; buscar puntos de encuentro y estar preparado para defender la integridad territorial de Ucrania, pues de ella depende el respeto de la mismísima soberanía europea en el futuro.
➨ Artículo escrito por Carlos Guerrero Yamarte (@CarlosGuerreroY), director de la plataforma informativa Globopais (@globopais)
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