Socialismo sí, hay que defenderlo, pero también hay que pensarlo de nuevo Una vez le pregunté con cierta malicia a un joven adeco dónde ubicaba a su partido en el espectro político y el me dijo un tanto nervioso, "somos un partido de centro-derecha". Admitir que se es socialista en nuestros días, indiferentemente del país en cuestión, es una sentencia de muerte pública. Toda la sociedad se coordina para atacar al hereje, están admitidas todas las tendencias, pero el socialismo es pecado. Más que las experiencias totalitarias y catastróficas de algunos modelos en el siglo XX, se utiliza la situación venezolana como recurso para desacreditar a todo candidato o partido que así se defina. Actualmente las circunstancias sociales del mundo ameritan la aparición de movimientos que busquen una mayor distribución de la riqueza, oportunidades y derechos sociales, con motivo de la crisis del neoliberalismo manifiesta en procesos como el de los chalecos amarillos o la primavera ch
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