El afán militarista de las dictaduras se haya radicado en su temor a la reacción ciudadana, a una rebelión interna o acciones externas, y el régimen comunista de Venezuela con grandes rasgos militaristas desde gobernaciones hasta ministerios demuestran que el chavismo como sistema dictatorial no es una excepción a las otras tiranías que han asolado a América Latina y el mundo.
El afán militarista de las dictaduras se haya radicado en su temor a la reacción ciudadana, a una rebelión interna o acciones externas
En un acto conmemorativo, muy cargado de consignas y discursos de odio y de violencia, Nicolás Maduro celebró ante cientos de milicianos delgados y otros demacrados que la llamada Milicia Bolivariana, creada en el año 2008 por el fallecido Hugo Chávez, hubiese llegado a 1,6 millones de miembros, según el dictador, una “cifra récord” y que para él es motivo de fiesta en medio de la peor crisis económica, política y social de la historia republicana. Una vez más, la dictadura evidencia la desconexión que existe entre el poder y la ciudadanía.
Una vez más, la dictadura evidencia la desconexión que existe entre el poder y la ciudadanía.
Venezuela es un país con un alto porcentaje de deserción estudiantil tanto a nivel primario como secundario y universitario; los niños venezolanos no tienen una educación de calidad ni los suficientes nutrientes para aprender en las escuelas, igualmente los universitarios, pues la gran mayoría se ven afectados ante la disyuntiva de estudiar o trabajar para poder comer. Pero ante esto, Maduro alaba a una milicia conformada por holgazanes y potenciales espías de sus propios vecinos que se unen a las filas de dicho cuerpo civil “pero armado”, según el propio régimen, con la ilusa esperanza de que mensualmente reciban una caja de comida.
Maduro alaba a una milicia conformada por holgazanes y potenciales espías de sus propios vecinos
Ante este panorama, Maduro ha apostado por el odio y la violencia, en ese mismo acto pidió a los milicianos cumplir tres indignas misiones: Inteligencia y Contrainteligencia popular, proteger el territorio y estar “a la defensiva”. Estas misiones, sin duda, están basadas en la creencia chavista de que el enemigo está pronto a intervenir, sin embargo, utilizan lo que ellos llaman “inteligencia y contrainteligencia popular” para amedrentar en los barrios y urbanizaciones a todo aquel que se atreva a criticar o protestar contra la dictadura chavista. Estar “a la defensiva” es la orden de reprimir, como lo han hecho a lo largo de sus 20 años de mandato, junto a los colectivos, que son paramilitares afines al régimen y que tienen orden libre de disparar a mansalva.
En medio de toda esta situación, los venezolanos se preguntan si realmente Venezuela necesita de una milicia para resolver sus problemas o si en cambio es necesario idear un plan de reconstrucción nacional que incluya potenciar las escuelas, liceos y universidades así como invertir en el campo y otros sectores económicos del país para superar la tragedia nacional que el chavismo ha obligado a vivir a todo un país.
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