Bien lo decía la activista y escritora
estadounidense Hellen Keller en uno
de sus más amplios discursos “Solos
podemos hacer muy poco; unidos podemos hacer mucho”, y sin duda ha sido un
legado que le ha dejado a la humanidad, especialmente cuando nos encontramos en
situaciones difíciles y que demandan unión para poder hacerle frente a los
obstáculos. Tal es el caso de los venezolanos.
Venezuela
es hoy un país hecho pedazos y con estadísticas que traspasan el papel y se
palpan en cualquier lugar al que uno puede ir. Comunidades enteras con
precarios servicios públicos: sin agua, sin electricidad, sin gas doméstico,
altos índices de inseguridad, escasez de transporte público, desabastecimiento
de comida y medicinas. El país está herido por todos sus costados y los ciudadanos
sufrimos estas calamidades ante un régimen indolente que se ha impuesto en el
poder, como todos sabemos, a sangre y fuego; cobrándose la vida de cientos de
personas que han caído victima de la represión y miles que mueren por
desnutrición o por la falta de una medicina.
Los
ciudadanos lo sufrimos, claro está, pero debemos de pasar de la queja cotidiana
a la acción constante en exigencia de nuestros derechos, pues es muy común
escuchar en la cola de una panadería o de un banco críticas validas contra el
régimen chavista, críticas que todos los ciudadanos tenemos de menor a mayor
medida, pero es importante que convirtamos nuestras quejas en acciones
concretas. Cuando a un barrio de Maracaibo le cortan el servicio eléctrico por
cuatro o seis horas, los vecinos deben cerrar filas entre sí y organizar una
protesta pacífica para exigir la restitución de dicho servicio, los ciudadanos
no podemos sentarnos en las aceras a esperar que llegue la luz y aplaudir
porque al fin la vemos, igualmente con el agua, bien es conocido que en los
últimos días en sectores de Caracas y Maracaibo una ola de manifestaciones
vecinales han venido alertando por la escasez del vital liquido y justamente
eso es lo que debemos hacer todos, pero eso sí, unidos en un solo bloque que
busque la defensa de nuestros derechos constitucionales aunque nos estemos
enfrentado a una dictadura que no respeta la carta magna.
Las
protestas de las enfermeras que suman casi un mes, así como la del personal
médico, profesores y obreros universitarios o la del sector eléctrico son completamente
justas por sus derechos salariales que en la actualidad están pisoteados por la
cúpula corrupta que mal gobierna a Venezuela. Cada reclamo que estos y demás
sectores hagan debe estar respaldado por los ciudadanos y los partidos
políticos, sí, y debo acotarlo aunque a muchos esto les moleste. Sin unidad
gremial, estudiantil, sindical, profesional y política los ciudadanos jamás
podremos superar el hartazgo al que nos ha llevado el nefasto sistema
socialista de control social, solo unidos podemos lograr los objetivos
planteados, pero si cada quien apuesta por un dibujo libre probablemente
fracase porque el elemento principal que tienen las sociedades para avanzar
hacia el desarrollo y superar épocas oprobiosas como la que hoy en día vivimos
los venezolanos, es la unidad.
Los
partidos y movimientos políticos, algunos habilitados temporalmente y otros
inhabilitados, deben concentrarse en la búsqueda insaciable de un entendimiento
que lleve a una estrategia común, no quiero dar a entender que con esto se
suprimen las diferencias, en lo absoluto, pero ante el reto histórico que se
nos ha colocado, debemos cerrar filas necesariamente, abandonar aventuras
personalistas que terminarán siendo suicidas ante las tropelías del régimen que
saca provecho de cada división en el sector opositor y eso evidentemente
fortalece la línea discursiva y anímica de la dictadura mientras que los
venezolanos que aún mantienen esperanzas terminan cayendo en frustraciones que
debilita aún más la resistencia.
Artículo escrito por Carlos Guerrero Yamarte (@SrVenezolano), director deSubversión en letras y estudiante de Periodismo en la Universidad del Zulia (LUZ)
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