Venezuela acaba de vivir dos procesos electorales, con apenas dos meses de diferencia (Regionales y Parlamentarias en mayo y Municipales en julio), dos campañas que sin duda desgastaron a las fuerzas opositoras, por los resultados finales y por la guerra interna que se vivió en el seno de la oposición: quienes decidimos participar y hacer resistencia en cualquier escenario a pesar de saber a qué nos enfrentamos y quienes renunciando a la política decidieron quedarse al margen de ambos comicios, pero no sin desprestigiar con su discurso a quienes dieron un paso al frente para defender estados y municipios. Durante esa guerra salió a relucir el lado más asqueroso y vil de la política. No quiero meter a todos en un mismo saco, pero dentro de la dirigencia media y baja de los partidos que decidieron no participar, los improperios, el insulto, la descalificación, fueron las principales armas contra quienes participaron en ambos procesos. Demostrando una absoluta falta de civismo...
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