Venezuela acaba de vivir dos procesos electorales, con apenas dos meses de diferencia (Regionales y Parlamentarias en mayo y Municipales en julio), dos campañas que sin duda desgastaron a las fuerzas opositoras, por los resultados finales y por la guerra interna que se vivió en el seno de la oposición: quienes decidimos participar y hacer resistencia en cualquier escenario a pesar de saber a qué nos enfrentamos y quienes renunciando a la política decidieron quedarse al margen de ambos comicios, pero no sin desprestigiar con su discurso a quienes dieron un paso al frente para defender estados y municipios.
Durante esa guerra salió a relucir el lado más asqueroso y vil de la política. No quiero meter a todos en un mismo saco, pero dentro de la dirigencia media y baja de los partidos que decidieron no participar, los improperios, el insulto, la descalificación, fueron las principales armas contra quienes participaron en ambos procesos. Demostrando una absoluta falta de civismo que nulo favor le hace a la lucha que llevamos los venezolanos desde hace más de dos décadas.
Algunos partidos incluso cometieron el atrevimiento de expulsar de sus filas a cuadros importantes. Este acto de baja arrogancia, acabó dejándoles cascarones vacíos, pues como se dice en la jerga política “el partido es su gente”. ¿Qué puede ser un partido sin militancia?
Mientras hacían todo esto, iban prometiendo que luego de ambos comicios darían al país, a la ciudadanía que pide y anhela un cambio político, una hoja de ruta, una respuesta.
Se regocijaron cuando la participación, según las estimaciones más codiciosas, llegó apenas al 25%. Lo vendieron como un triunfo. Pero en la calle, el desamparo. Apenas una gobernación de 23 y 49 alcaldías de 335 se mantienen en manos opositoras. Pero además, se perdieron bastiones importantes e históricos de la oposición como el Zulia y su capital, Maracaibo, sin mencionar la ínfima representación que se consiguió en la Asamblea Nacional.
Ayer gritaban bien alto para descalificar a quienes también se oponen al chavismo, pero hoy ya no aparecen por ninguna parte
Pero tras este trágico escenario, quienes se atrevieron a llamarlo “victoria”, parece que desaparecieron. Ayer gritaban bien alto para descalificar a quienes también se oponen al chavismo, pero hoy ya no aparecen por ninguna parte. La hoja de ruta parece que se deshizo. Parece que esa ala de la oposición venezolana hoy está absolutamente desmovilizada. Durante casi 4 meses se dedicaron a atacar a otros compañeros y hoy que ya pasó el furor de ambas campañas, pareciera que no tienen nada más que decir. No hay propuestas, solo la espera de que “pase algo”, mientras tienen la mirada puesta en el Caribe Sur y la violencia en Colombia.
Es como si de pronto se hubiesen desvanecido.
➨ Artículo escrito por Joel Morales, periodista y activista político
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