"La empatía es un motor que impulsa las conductas morales y de justicia, por lo tanto tiene una influencia en nuestra convivencia con nuestra familia, con nuestros vecinos y como ciudadanos"
Los seres humanos somos seres sociales, necesitamos relacionarnos con otros, compartir y sentirnos parte de un grupo, esto es tan esencial como el aire. Sin embargo, las relaciones interpersonales y la convivencia en sociedad no son tan sencillas y automáticas como inhalar y exhalar. Aun cuando tengamos simpatía con una persona y logremos identificarnos con ella, saldrán a flote diferencias y desacuerdo porque como dicen popularmente “cada cabeza es un mundo”.
Desde que iniciamos nuestro desarrollo como personas humanas vamos notando como en nuestro grupo primario que es la familia, en la escuela, nuestro grupo de amigos, hasta grupos que no son de nuestro agrado o que son totales desconocidos, necesitan en determinado momento de compresión, de nuestra capacidad de entender sus emociones, que podamos ver la situación desde sus anteojos y usando sus zapatos, esto es lo que conocemos como empatía.
Sin embargo, no todos tomamos la vía de la compresión afectiva como un camino directo hacia el fortalecimiento de nuestros vínculos, la resolución de un conflicto y el cuidado de mis semejantes. Esto se debe al reto que implica comprender las emociones ajenas y lograr visualizar la situación desde el otro lado de la acera. Además, vemos con preocupación cómo las crisis generan además crisis “empáticas”. Nos aislamos en nuestras necesidad, es nuestros problemas y conflictos. Podemos volvernos menos tolerantes y solidario porque la situación que atravesamos parece una invitación a refugiarnos en nosotros mismos, a mantener la guardia y “salvase quien pueda”.
La empatía es clave, atravesemos una crisis o no, ya que nos permite establecer relaciones sanas, basadas en el respeto y en la aceptación del otro. Así mismo, la empatía es un motor que impulsa las conductas morales y de justicia, por lo tanto tiene una influencia en nuestra convivencia con nuestra familia, con nuestros vecinos y como ciudadanos.
Tener una sociedad más humana y más justa depende también de saber que no estamos solos y que la empatía, la tolerancia y la solidaridad, generan más frutos que la individualidad egoísta. Por esta razón hoy quiero dejarlas unos consejos que nos permitirán desarrollar esta capacidad tan esencial para la convivencia en armonía:
1. Intenta imaginar que motiva al otro a hacer lo que hace: reflexiona sobre las razones que han impulsado a una persona a actuar de determinada manera, piensa en sus dificultades y preocupaciones, esto te ayudara a entender su situación.
2. Escucha con la mente abierta: debemos aprender a escuchar más para entender, que para juzgar. La clave está en prestar atención y controlar nuestras opiniones antes de que nuestro prejuicios inunden nuestra visión porque si no rechazaremos toda opinión diferente a nuestro modo de ver la realidad.
3. Tener más cuidado sobre cómo nos comunicamos: a través de la comunicación damos a entender lo que pensamos y sentimos, por ello es importante disponer de un estilo de comunicación asertivo.
4. Debemos salir de nuestro mundo: debemos abandonar la idea egocéntrica de que no hay nada más importante que nosotros, esto nos permitirá ser más tolerantes y compresivos. Aunque hay aspectos que nos puedan incomodar, también debemos entender que todos cometemos errores y esto nos facilitara relativizar la gravedad de aquello que nos molesta o incomoda.
“ser empático es ver el mundo a través de los ojos del otro y no ver nuestro mundo reflejado en sus ojos” Carl Rogers
➨ Inés María Davalillo (@inesdavalillo)
Psicóloga y activista política
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Excelente articulo como todos
ResponderEliminarExcelente
ResponderEliminarMe puedes dar tu numero de teléfono? Es que estoy creando una nueva religión y necesito una diosa. Te amo!!!
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