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Período Especial | Alberto Velásquez

"Esta época provocó la más dramática emigración de cubanos, quienes se lanzaban al mar en precarias balsas para llegar hasta el estado Florida en Estados Unidos"

El lapso de tiempo vivido en Cuba luego de la caída de la Unión Soviética (URSS) en 1991 y por ende la extinción del CAME (Consejo de Asistencia Económica Mutua) se conoce como “Período especial”, derivando en una larga crisis económica en la Isla caribeña.

La depresión económica que supuso este período fue especialmente severa en la década de los 90, el PIB se contrajo un 36% en tres años (90-93). A partir de 1994 comienza una leve recuperación, pero solo hasta el 2007 y bajo los auxilios económicos del gobierno venezolano es que Cuba pudo alcanzar niveles similares en su Producto Interno Bruto a los de 1990.
"En la actualidad vemos la gran analogía con la grave crisis que vivimos los venezolanos, acentuada en los últimos años"
Este período se definió principalmente por una severa escasez de los hidrocarburos, especialmente de la gasolina y el diésel que siempre fueron surtidos por la Unión Soviética. Toda la sociedad cubana y su economía fueron trastocadas, decayó la agricultura, se produjo una importante disminución en el uso de automóviles, se redujeron las jornadas laborales en la industria, se instauró el desabastecimiento en la salud, llegaron los racionamientos de alimentos y cortes eléctricos de hasta 16 horas diarias.

También tuvo severos efectos en la población como lo fue la malnutrición, el aporte nutricional se redujo por debajo de las 1.800 calorías por día en 1994. Asimismo, los niños y adultos mayores solo recibían 1.450 calorías. Cada cubano perdió entre 5% a un 25% de masa corporal durante 1990 a 1995. Surgieron epidemias, se elevó significativamente la mortalidad infantil y la materna ocasionada por complicaciones obstétricas comunes, se incrementó la cantidad de abortos no oficiales y la natalidad se vio reducida gracias a los altos niveles de pobreza, la mortalidad en los adultos mayores aumentó un 20%. Todas estas situaciones obligaron al régimen cubano a aceptar donaciones de alimentos, medicinas y dinero en efectivo por parte de connacionales radicados en EEUU.

El consumo de bebidas alcohólicas, único producto que no sufrió escasez y que era garantizado por el régimen subió los niveles de violencia intrafamiliar y social provocando índices más altos en divorcios y separación de familias. Esta época provocó la más dramática emigración de cubanos, quienes se lanzaban al mar en precarias balsas para llegar hasta el estado Florida en Estados Unidos. Los balseros se convirtieron en un símbolo que denunciaba la grave crisis en que se encontraba la isla.

El dictador cubano Fidel Castro llamaría esta etapa con el eufemismo de “período especial en tiempos de paz”, y en la actualidad vemos la gran analogía con la grave crisis que vivimos los venezolanos, acentuada en los últimos años. La gran diferencia es que esta crisis no fue causada por el fin de ayudas económicas por parte de otro país, sino por la destrucción de todo el aparato productivo de Venezuela.

Nuestra industria petrolera fue desbastada gracias a la erradicación de la meritocracia y a la corrupción rampate dentro de ella. La producción agrícola y pecuaria se ve gravemente golpeada gracias a la expropiación y confiscación de tierras y unidades productivas, además de los altos niveles delincuenciales en el campo. De igual manera se ve afectada la industria y el comercio.

Enfermarse se considera en muchos casos una pena de muerte por la falta de medicamentos e insumos, sin hablar del estado en que se encuentra los centros asistenciales. Los alimentos que pueden verse en los anaqueles tienen precios exorbitantes, inalcanzables para gran parte de la población la cual percibe un salario mensual de 2 dólares.

La crisis en el sistema eléctrico luce sin ningún tipo de solución pues cada vez son más seguidos los apagones en todo el país y los racionamientos diarios son constantes.

Ya es común ver gente caminando por las calles con la mirada perdida, famélicos, sin saber a donde van o de donde vienen. Esta situación ha calado en la salud mental de los venezolanos y ha incrementado la violencia social y política. Los miles de venezolanos recorriendo Sudamérica a pie es el símbolo de la catástrofe que vivimos.

La crisis actual es imagen y semejanza del Período Especial cubano con una sola excepción: el dictador no lleva los apellidos Castro Ruz.

En el libro “No hay que llorar” de Arístides Vega Chapú (2011), el actor y dramaturgo cubano Luis Mesa relata “Fueron tiempos muy duros en los que nos volvimos violentos y egoístas”. Esto es lo que no podemos permitir en Venezuela, somos un país bendecido por la providencia, lleno de riquezas y de un talento humano inigualable.

➨ Alberto Velásquez (@aavlsite)
Dirigente político del estado Zulia

Comentarios

  1. Muy importante tus acotaciones Alberto y sobre todo el tema de la salud mental de nuestro conciudadanos donde esta ampliamente estudiado por el Dr Manuel Barroso en sus libros y artículos

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