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El largo camino por la libertad de Venezuela | Carlos Guerrero Yamarte



El 7 de enero del año 2016 publicaba un artículo en mi blog personal Letras Claras sobre la victoria de la oposición en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre del 2015. En aquellas líneas comentaba que el triunfo electoral más grande de los factores democráticos venezolanos constituía el inicio de un largo camino minado de obstáculos muy difíciles pero posibles de superar. Tres años después los obstáculos siguen pero a pesar de las dificultades que vivimos en el país un rayo de esperanza ha aparecido en medio de la tormenta. 

La Asamblea Nacional, única institución legítima en Venezuela, se encuentra frente a un momento histórico, pero esta vez, al mando va un joven ingeniero que se ha entregado en cuerpo y alma a la causa de la libertad de nuestro país. A Juan Guaidó le está tocando enfrentar circunstancias sobrevenidas inéditas en Venezuela puesto que en primer lugar es el presidente del Parlamento, cuya institución es reconocida a nivel internacional como la poseedora de la voluntad ciudadana, desconocida por el chavismo desde que la oposición tomó su control; y en segundo lugar, Guaidó es el encargado de llevar al país a un Gobierno de transición que le permita a los venezolanos acudir a unas elecciones democráticas, libres y transparentes que logren restablecer el orden constitucional y la democracia.
Guaidó es el encargado de llevar al país a un Gobierno de transición
Sin la mínima intención de buscar hacer de Juan Guaidó una especie de mesías o salvador, sí quiero resaltar la franca sinceridad de estadista con la que ha asumido este nuevo período legislativo en el que inicia, además, un régimen de facto con Nicolás Maduro usurpando un cargo para el cual no ha sido electo. El joven parlamentario le ha hablado sin rodeos a los venezolanos y ha dejado muy claro sus principales objetivos, los cuales se podrían resumir en a) Promover la designación y reconocimiento de representantes legítimos ante instancias y organismos internacionales, b) Autorizar la ayuda humanitaria, c) Crear el fondo para la recuperación de activos provenientes de la corrupción y d) Aprobar la agenda legislativa de transición, que incluya el conjunto de leyes que definan el marco jurídico para la recuperación institucional, económica y social. Sus propuestas no son demagogia o rutas artificiales, sin embargo, nos ha dicho Guaidó en reiteradas oportunidades que conquistar cada objetivo es responsabilidad de la Asamblea Nacional, pero también de la sociedad civil y los militares institucionales que decidan colocarse del lado de los ciudadanos. Es, por lo tanto, una tarea de todos reintegrar a Venezuela en el mundo y promover los cambios urgentes que necesita el país.
Tres años después los obstáculos siguen pero a pesar de las dificultades que vivimos en el país un rayo de esperanza ha aparecido en medio de la tormenta. 
En medio de todo el alboroto por lo que ha sido la decisión de Maduro de usurpar el cargo de Presidente de la República, el Presidente de la Asamblea Nacional ha invocado los artículos 233, 333 y 350 de la carta magna venezolana. Cada artículo es el prefacio del desconocimiento a la dictadura instaurada en Venezuela que debe ser combatida con la legitimidad que goza la Asamblea, cosa que no es fácil, y en esto también ha sido enfático Guaidó. Lograr que sea la máxima autoridad del Parlamento quien asuma, como lo demanda la Constitución, la Presidencia de la República por un periodo de tiempo no superior a los 30 días y se convoquen elecciones, es una tarea titánica que demanda no solo la movilización civil y el respaldo internacional, sino que exige la búsqueda de un quiebre en el seno de las Fuerzas Armadas (actualmente sin un Comandante en Jefe). Muchos, en este largo camino por la libertad, se han preguntado si esto es realmente posible pero lo cierto es que el chavismo se ha encargado también de dividir a su principal sostén, cuyos altos mandos se encuentran sancionados por diversos crímenes y hoy se carecen del respaldo real de Maduro y la cúpula de corruptos que le rodean. Pero no solo la cúpula está sola, los soldados rasos están sufriendo las penurias de los padres que ven morir a su hijo de desnutrición o de los hijos que no encuentran el tratamiento de su madre enferma, del pensionado que llora cuando el dinero no le es suficiente para comprar el medicamento para la tensión o del universitario que no tiene pasajes para ir a formarse y servirle al país en un futuro. Ante estas circunstancias, es imperioso que dentro del conglomerado militar, la razón y la conciencia constitucional se imponga y ayuden a los venezolanos a detener la destrucción de Venezuela.

Ahora, para Guaidó, no es fácil pero valientemente ha asumido la ruta que nos debe llevar a la libertad y que exige convicción, seriedad, humildad, sinceridad y unidad. Ya ha sido arrestado por un cuarto de hora; se le ha intentado amedrentar pero él se ha negado a ser esposado por agentes de la policía política que luego le han liberado. En medio de este torbellino, su labor por Venezuela ha llenado a todo un país de esperanza que todavía contiene la respiración. Tenemos incertidumbre, las dudas y los miedos nos abruman a diario, pero juntos conquistaremos la libertad. La historia nos relata las gestas heroicas que infinidades de pueblos en el mundo ha tenido que liderar contra tiranías depredadoras y sanguinarias, ahora los venezolanos tenemos la oportunidad de derrotar a una que conjuga cada mal.

Este largo camino lo transitamos con una cruz en la espalda, pero al final, el renacer de Venezuela volverá a sanar nuestras heridas.

➨ Artículo escrito por Carlos Guerrero Yamarte (@SrVenezolano), director de Subversión en letras y estudiante de Periodismo en la Universidad del Zulia (LUZ)

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