Ha llegado un momento decisivo en la historia reciente de nuestra Venezuela: enrumbarnos por el camino que nuestra nación necesita, merece y reclama en las calles o permitir que, de forma esquizofrénica, una cúpula dictatorial cercene todos los derechos de los venezolanos aboliendo la República.
El país ya está en un estado depauperado creado por la ineficiente, corrupta y hambreadora forma de gobernar de este régimen. Destruyeron el aparato productivo, inundaron de inseguridad nuestras calles, acabaron con la salud de calidad, dogmatizaron la educación, expropiaron la calidad de vida del venezolano, cercenaron el derecho al voto, criminalizan la legítima protesta del pueblo y persiguen a periodistas y extorsionan a los medios de comunicación cuando pretenden decir la verdad. Ese es el fin real de este fraude de Asamblea Nacional Constituyente: pisotear aún más al país, un país de miedo, miseria y muerte que lo deje seguir desgobernando.
En el invento Constituyente no quisieron consultar al pueblo soberano y ahora deben asumir las consecuencias. Una Asamblea Nacional Constituyente no resuelve la inmensa crisis que hoy agobia a las familias venezolanas, por el contrario, la agudiza aún más al “legitimar” el padecimiento social que hoy sufrimos.
Decidieron romper el hilo constitucional y dar un Golpe de Estado con el único fin de imponerse a la voluntad del soberano sin importar que el costo de su miserable empeño sea el dolor y el sufrimiento de millones de venezolanos. En un país donde se siente tanta angustia, pena y dolor, no se permite la indiferencia.
El brutal aumento de la persecución a dirigentes, magistrados recién juramentados por la AN, fiscales, jóvenes y a cualquier disidente que levante su voz, solo demuestra la desesperación de una moribunda dictadura.
Ante un panorama de represión y persecución en aumento, me permito afirmar: Zapatero a su zapato. Los derechos no se exigen y muchos menos se negocian, los derechos se ejercen. Si Nicolás Maduro quiere negociar, que suspenda la Constituyente, convoque a elecciones libres y transparentes para cambiar al gobierno, antes no.
Venezuela reclama la unidad de todos sus ciudadanos para defender y conquistar de nuevo nuestra anhelada libertad. Es el momento de asumir con gallardía el rol histórico que, como herederos del ejército libertador, debemos asumir.
Hace 234 años nació nuestro Libertador, Simón Bolívar. Esta semana de suma dificultad en nuestra Venezuela deben nacer 30 millones de libertadores que luchen por defender nuestros derechos y rescatar juntos nuestra democracia. Nos toca ahora a nosotros, luchar por la patria grande que Bolívar siempre soñó.
Hoy estamos obligados a defender la Constitución, cohesionados, unidos y decididos a luchar en un proceso democrático de rebeldía popular. Este miércoles 26 y jueves 27 todos los ciudadanos nos sumamos al paro cívico y respaldamos a todos los sectores del país que, en una muestra de resistencia y rebeldía, se declaran en huelga general. En simultáneo en todo el país, en cada calle, en cada barrio, en cada caserío, en cada estado y en cada ciudad… ¡que retumbe la libertad!.
¿Cuánto más claro quieren que hable el pueblo venezolano?, ¿Cuánto más tenemos que gritar?
El viernes 28 de julio convocamos a todo el bravo pueblo venezolano a Caracas. Los venezolanos tenemos el derecho de forma cívica y pacífica de llegar hasta el Palacio que representa a todos los venezolanos. Las calles son del pueblo, no de la dictadura, pues unidos alzaremos nuestra voz, de forma contundente y directa: ¡La Constituyente NO VA y Nicolás se va!
Ningún venezolano debe esperar a que le digan lo que tiene o debe de hacer, cada ciudadano sabe lo que tiene que hacer. No hay vuelta atrás. Escribamos la historia de cómo juntos recuperamos nuestra libertad. Es ahora o nunca.
Orlando Chacón | @OrlandoChacon_
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