El Tribunal Supremo de Justicia es el brazo de injusticias del chavismo
Los venezolanos amanecimos de golpe el 30 de marzo -que de por sí ya será un día inolvidable para la historia oscura del país- con las espurias sentencias 155 y 156 del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) quien en la madrugada, actuando como los peores delincuentes, decidieron dar un paso adelante y disolver la Asamblea Nacional (AN) de un solo plumazo, cuya institución fue electa el 6 de diciembre del 2015 por la mayoría de los ciudadanos de Venezuela.
La noticia ha sido escandalosa en el mundo; la Unión Europea ha criticado duramente la decisión inconstitucional del Supremo venezolano y se ha sumado junto a América Latina y Estados Unidos a criticar el golpe de Estado que se le propinó a la amordazada “democracia” venezolana. Las sentencias terminaron por evidenciar la inexistente separación de poderes en la nación caribeña.
El golpe a la República tuvo mayor sintonía cuando la Fiscal General (FGR), Luisa Ortega Díaz, apareció en la televisión pública denunciando que se había “evidenciado violaciones al orden constitucional”, desde ese día, las declaraciones de la funcionaria chavista le cayeron como un “balde de agua fría” al régimen y se convirtió en un argumento legal para que organizaciones como la Unasur y Mercosur decidieran apostar por aplicar la cláusula democrática y pedir la Carta Democrática en la OEA. La Fiscal no ha aparecido más, ni ha informado sobre el siguiente paso a tomar contra los magistrados de la Sala Constitucional que arremetieron contra la Constitución.
Desde hace años en Venezuela no se respeta la Constitución y las leyes; el Poder Ejecutivo controla el resto de los poderes y maneja a su antojo las decisiones que cada uno toma. Los tribunales emiten sentencias que favorecen al presidente, la defensoría es la abogada del partido de gobierno y el Tribunal Supremo funge como bufete personal de presidente y sus ministros, además, el Consejo Nacional Electoral (CNE) le obsequia ventajas al régimen cada vez que hay una elección, que por cierto, se encuentran suspendidas inconstitucionalmente.
El 30 de marzo el mundo observó con perplejidad el poco carácter democrático del régimen que lidera Nicolás Maduro Moros, incluso él mismo admitió al día siguiente del golpe que “no sabia nada” y aseguro que todo se trató de un “impasse” cuando notó la magnitud del problema en el que se había metido y que para salirse no será tan fácil. Los días luego del golpe han sido arduos, pues la represión y persecución se han intensificado con dureza; la Oposición anunció que destituirán a los magistrados, sin embargo, no lograrían el objetivo en lo práctico.
Sin duda alguna el golpe a la República ha servido para que Maduro intente enviarles un mensaje a sus adversarios internos y así trata de intimidaros para que desistan de sus planes de pedir elecciones y liberación de los presos políticos. No sabemos a dónde nos lleva el régimen chavista, pero lo cierto es que los venezolanos debemos tomar cartas en este serio asunto.
Carlos Guerrero | @SrVenezolano
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