El presidente turco no ha dudado en comparar a los principales gobiernos europeos con el fascismo y el nazismo
La última crisis diplomática que enfrentó y continúa enfrentando Recep Tayyip Erdogan, presidente turco, con su vecina Europa ha sido la prohibición del Gobierno neerlandés de permitir la entrada al país del ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Melvut Cavusoglu, y de la ministra de Bienestar Familiar, Fatma Betul Sayan Faya, para que participaran en un mitin político en Róterdam donde tenían planeado promover el referéndum que el próximo 16 de abril se jugará el actual sistema gubernamental turco.
Erdogan, quien en los últimos años y luego del intento de golpe de Estado del pasado julio, ha venido acumulando poder y se ha enfrentado francamente con los gobiernos de Alemania, Países Bajos y también con el mismísimo Jean-Claude Junker, presidente de la Comisión Europea, en cuanto a los límites que estos le han colocado a sus ministros para realizar cualquier acción proselitista a su favor. Desde Ankara las críticas contra Europa han sido brutales, a tal punto que el presidente turco llamó a la clase política alemana “nazis” y a las autoridades holandesas “retales del nazismo”.
Sin duda las críticas de Occidente no se han hecho esperar, desde Bruselas se pide cordura a Turquía y Francia se ha ofrecido como mediador. A todo esto, el canciller turco ha amenazado con romper el acuerdo de readmisión de inmigrantes y ya ha anunciado la ruptura de las relaciones diplomáticas con Países Bajos quien se enfrentó el 15 de marzo a una histórica elección donde el partido de gobierno derrotó al populismo de la extrema derechaxenófoba y anti-islam.
Observando cada paso que juega Erdogan, es claro que su intención es glorificar más su imagen dentro de Turquía y mantener el discurso nacionalista y paternalista para continuar ganando adeptos y así poder perpetuarse en el poder si gana el referéndum de abril donde se busca cambiar el actual sistema parlamentario por uno presidencialista que amplíe los poderes al presidente. Desde Europa se ve con rechazo el referéndum. Argumentan que la democracia “estaría en peligro” aunque ya la democracia no prevalezca con todo su accionar en el país otomano. Queda esperar con suma atención el acontecer político de Europa y Turquía y analizar con mucho cuidado cada paso que lleve a mejorar o empeorar ese constante enfrentamiento que mantiene Erdogan contra Europa.
Redacción Internacional
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