Ir al contenido principal

¿Pueden los CLAP abastecer a todo un país?


El país sigue su curso con problemas que cada vez van tomando más importancia ya que, con el pasar de los días, arrastran más afectados y van dejando de a poco  mayores secuelas en sus habitantes sin distinción de edades o corrientes políticas.

Uno de los problemas que ha causado mayor revuelo, e incluso ha sido causante de saqueos en distintos puntos del país, es el desabastecimiento de alimentos ligado al bajo poder adquisitivo de los venezolanos que a su vez va de la mano del alza constante de los precios como consecuencia de la gran inflación que sufre el país. Esto ha traído como consecuencia nuevos fenómenos en Venezuela que se traducen en problemas, entre ellos, el “bachaqueo”, actividad de comercio informal que todos conocemos y que se ve en casi todos los rincones de las ciudades.

Este es un fenómeno que se ha convertido en costumbre para los venezolanos, de manera que pasa a ser un agente más en la vida diaria de muchas personas, así como también se ha transformado (desde sus inicios ha sido así) en la fuente de ingreso de muchas familias a lo largo y ancho del país. Ante este fenómeno el gobierno nacional decidió no quedarse atrás y, en vez de identificarlo como un problema que se creó producto de las distintas debacles que se presentan en materia de producción y distribución de alimentos a nivel nacional causados por la gran cantidad de empresas en este rubro expropiadas y la gran escases de insumos, divisas, maquinaria y repuestos, decidió, en cambio, darle un partida política e identificarlos como personas que son parte de la “derecha golpista” que contribuye a la “guerra económica”. Esta es una estrategia más para buscarle una salida momentánea a la grave crisis que enfrenta el país, en la que el gobierno nacional (de nuevo) se vale de una carencia que han generado a través de sus incorrectas políticas públicas para así impulsar medidas que le devuelvan la confianza de los mas necesitados y, por supuesto, tener mayor control sobre la población, esta vez a través de la distribución de alimentos.

Así, el domingo 3 de abril del 2016, el gobierno impulsa la iniciativa CLAP (Comités Locales de Abastecimiento Popular), una herramienta que según ellos  se encargaría de acabar con el “bachaqueo” y asegurar la justa distribución de alimentos a todos los venezolanos a un precio “justo”. Seguido a eso, el 26 de abril del mismo año, se anunció el registro efectivo de 5 800 CLAP en Anzoátegui, Yaracuy, Vargas, Trujillo, Cojedes y Lara que buscaban atender a un total de 400 mil familias en dichos estados. Mas adelante, para el 5 de mayo, el primer mandatario nacional prometía atender a 10 millones de familia para lo cual se aprobaron un total de 240 millones de bolívares fuertes.

Este macro proyecto estatal fue impulsado de la mano de las unidades de batalla Bolívar-Chávez (UBCH), la unión nacional de mujeres (Una mujer), el frente Francisco de Miranda, los consejos comunales y el ministerio del Poder Popular para la Alimentación, estos son los componentes que, en teoría, articulan los CLAP y su correcto funcionamiento. En este sentido, es bastante llamativo cómo solo se incluyeron a personas que participaban en iniciativas que han sido impulsadas y mantenidas por el gobierno nacional, dejando a un lado a quienes deberían jugar un papel fundamental, junto con el gobierno, para garantizar el correcto funcionamiento de esta iniciativa. Me refiero, en consecuencia, a los productores del sector privado, demás supermercados y locales que, aunque se encargan de distribuir alimentos, no fueron incluidos en la iniciativa de los CLAP, el cual maneja 50% de la distribución de los alimentos que se producen en el país.

Para entrar en materia de una mejor manera, procederé a explicar un poco más a  fondo cómo funciona esta iniciativa mientras hago una breve evaluación de lo que realmente significa para mí este sistema de distribución de alimentos.

¿Cómo Funcionan los CLAP?

A través de los consejos comunales se hace una especie de censo en la que los habitantes de una denominada parroquia deben registrase por familia, esto acompañado de su dirección, edades y colocar, en caso de existir, alguna discapacidad o enfermedad. También hay que añadir el qué y cómo alguien de la familia produce recursos económicos, es decir, una vez más se busca saber detalle a detalle cuántas familias hay en una parroquia, cuántos habitantes totales existen, qué carencias tienen y dónde viven. Una especie de reporte muy detallado y quizá necesario para el gobierno en una futura elección de qué es lo que necesita cada quien al menos en materia de alimentos y medicamentos.

Luego de la recolección de datos, los CLAP hacen llegar casa por casa los alimentos que ellos consideran que tú y tú familia necesitan, ya sea por semana o cada 15 días “continuos”, de manera que el proceso se repite en esos intervalos de tiempo, es decir, ya no solo te imponen cuántos litros de gasolina puede usar tu vehículo con un chip, ni cuánto dinero puedes sacar en efectivo de un banco diariamente, por ejemplo, sino que también el gobierno se encarga de “sugerirte” cuánta comida necesita tu núcleo familiar para mantenerse por un tiempo determinado. Digo “sugerir” porque (de poder hacerlo) cada quien podría comprar más alimentos en otros lugares, solo que no a ese precio y sin la garantía de encontrar más productos de primera necesidad que muchas veces son los que el gobierno se encarga de dar.

¿Cómo avanzó esta iniciativa?

De manera muy breve puedo comentarles que para el mes de junio del año pasado las cifras no eran muy alentadoras, pues se habían atendido a través de 485 comités locales de abastecimiento popular (CLAP) un total de 500 mil familias en 464 parroquias correspondientes a 208 municipios, esto según Rodolfo Marcos Torres, lo cual evidentemente deja muy lejos la promesa que realizó el presidente Maduro.

Más adelante, con el fin de atender de manera eficaz a la mayor cantidad de familias posibles, el presidente de la República autorizó nuevamente la asignación por estados de recursos económicos para mejorar esta iniciativa y, en este sentido, lo realmente complicado es determinar si todo el dinero invertido de verdad se va a la distribución de esos alimentos.

Algunos estados y su asignación de recursos (en bolívares fuertes) fueron: Anzoátegui con 200 millones, Caracas con 300 millones, Falcón con 200 millones, Apure con 500 millones, Amazonas 500 millones, Aragua con 200 millones, Barinas con 200 millones, Bolívar con 500 millones, Carabobo con 300 millones, Cojedes con 200 millones, Delta Amacuro con 500 millones, Guárico con 500 millones, Lara con 200 millones, Mérida con 300 millones y Miranda con 300 millones.

Es muy complicado entender qué criterios se tomaron para estas asignaciones. Hay una gran cantidad de variables, como por ejemplo: el número de familias, las necesidades detectadas y evaluadas por los CLAP y el número de bolsas necesarias, además debemos considerar, cómo lo dije anteriormente, que el contenido de las bolsas no siempre es igual y, por supuesto, la variable más importante: la inflación, porque el gobierno no se preocupa por controlarla y también afecta directamente en costos de operatividad y alimentos.

El costo de la “Bolsa CLAP” durante el 2016

Para julio del año pasado la “bolsa CLAP”, como la llama el gobierno, tenía un costo de Bs. 3 902 aproximadamente. Lo complicado de este tema de las “bolsas CLAP” es que tienen un precio que muy poco varía y, es entonces, cuando se necesita hacer la siguiente pregunta: ¿y qué pasó con las personas que no pueden pagar el costo total de la bolsa?

El tiempo siguió avanzando y para el mes de diciembre las bolsas llegaron a costar un poco más de Bs. 10 000 en Caracas. Esto lo anunció el presidente Maduro a través del portal Aporrea. A su vez, mencionó que la bolsa traería más productos y eran parte de un plan de expansión que incluía también por fechas decembrinas la distribución de juguetes e ingredientes para la preparación de hallacas. Por otro lado, se anunció la creación de un plan de subsidios para las personas que solo podían pagar la mitad de la bolsa: 5.000 bolívares fuertes y también incluiría a quienes, en efecto, tampoco podían pagar esa suma de dinero.

Entonces, el gobierno se tardó 8 meses (de abril a diciembre) en entender que no todos podían pagar el costo de la bolsa por más que fuera “solidario”. Es entonces cuando lanzan esta medida en fechas decembrinas y nace una nueva interrogante: ¿qué comieron durante esos 8 meses las personas que no podían pagar la bolsa?

Costo actual de la “bolsa CLAP”

El costo actual de la “bolsa CLAP” debe ser tan variado por estado como los alimentos que trae por semana y lo más probable es que su costo siga aumentando. Como ya lo dije, en diciembre tenía un costo aproximado de Bs. 10 000 y  para el mes de enero del año en curso, en Mérida, tenía un costo de Bs. 14 000. Lo cierto es que en el estado Zulia, al día de hoy, hay variedad de “bolsas” y “cajas”. La bolsa, recibida recientemente por una persona cercana quien me permitió constatar lo que a continuación diré, tiene un costo de 29 500 bolívares fuertes, lo que nos muestra cómo en poco más de un mes tuvo un aumento de más del 100% y puede ser esta bolsa un reflejo bastante claro del aumento de los costos que vivimos a diario.

Lo anterior deja en evidencia el hecho de que el gobierno nacional no se ha preocupado por desarrollar medidas económicas que permitan mayor producción de alimentos y la disminución de costos de los mismos, lo que es necesario y debe tomarse muy en serio por el ejecutivo para garantizar que efectivamente esas bolsas lleguen a más familias por dos razones muy sencillas: primeros no todos los núcleos familiares tienen Bs. 29 500 para gastar semanalmente o incluso cada 15 días en una bolsa por más que sea de alimentos; y segundo, mientras no exista producción o la misma siga disminuyendo, aunque los CLAP tengan el 50% de alimentos en su poder para distribución, con el pasar de los días ese 50% representará a efectos prácticos menos bolsas a mayor precio.

¿Qué trae la “bolsa CLAP” de 29 500 bolívares fuertes?

- 4 envases de 1 litro c/u de aceite marca Vatel (costo unitario Bs. 2 250, costo total Bs. 9 000).
- 3 harina de maíz de 1 kilo c/u marca Maizkel (costo unitario Bs. 1 660, costo total Bs. 4980).
- 3 paquetes de 1 kilo c/u de arroz marca EMI (costo unitario Bs. 1 960, costo total Bs. 5 880).
- 1 harina de maíz  de 1 kilo marca PAN (costo unitario y total Bs. 639).
- 1 harina de maíz de 1 kilo marca Demasa (costo unitario y total Bs. 1 350).
- 3 jabones marca Protex (costo unitario Bs. 1 40, costo total Bs. 420).
- 5 tubos de crema dental marca Colgate (costo unitario Bs. 182, costo total Bs. 910).
- 1 harina de maíz de un kilo marca Juana y 400 gramos de café artesanal (de estos dos últimos productos desconozco el precio).
- Por último, se cobra el costo de la bolsa como tal en Bs. 1 500.

Si saca su calculadora verá que la suma de todo lo anterior hace un total de Bs. 24 676. Al restar los Bs. 29 500 del costo total deja un excedente de Bs. 4 821 el cual debería corresponder a los dos últimos productos cuyo precio actual desconozco.

Hago una consideración de los precios de cada producto porque creo es una muestra del desbarajuste económico que existe entre los precios justos que distribuyen los mercados y los precios que distribuyen los “bachaqueros” entendiendo que debería existir un equilibrio que evite la gran diferencia entre precios de mercado formal e informal, pues, a mi parecer, ninguno de los dos son reales. ¿Cree usted que esos productos son suficientes para abastecer a una familia durante 15 días?

El futuro de los CLAP

Finalmente, revisemos la actualidad de los CLAP para considerar su futuro. Todos sabemos quiénes manejan los CLAP, pero lo que no sabemos es realmente de dónde salen los productos que se encuentran en la bolsa. ¿Son todos producidos en Venezuela? Muchos afirman que los productos se producen y empacan en México, Canadá y Estados Unidos, otros dicen que en efecto es así, pero que se traen por barco desde Panamá a efectos de pagar menos por el transporte. Lo concreto es que el lugar de origen de estos productos es incierto.

Por otro lado, el primer mandatario establecía que se habían atendido a 1 800 000 familias y que lo ideal era que a final del presente año se atiendan 4 000 000 de núcleos familiares en total. ¿Creen que el gobierno sea capaz de llegar a esta meta en dicho lapso?

Actualmente y haciendo uso de sus atribuciones como presidente de la República, Nicolás Maduro aumentó las autoridades de los CLAP  a través del Decreto de Estado de Excepción y de Emergencia Económica publicado en la Gaceta Oficial N° 6227,  el cual dice que los CLAP son los responsables (entre otras cosas) de: “la garantía, incluso mediante la intervención de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y los órganos de seguridad ciudadana, de la correcta distribución y comercialización de alimentos y productos de primera necesidad”. En el mismo decreto se establece que a los CLAP se les podrán: “atribuir funciones de vigilancia y organización a los Comités Locales de Abastecimiento y Distribución (CLAP), a los Consejos Comunales y demás organizaciones de base del Poder Popular, conjuntamente con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, Policía Nacional Bolivariana, Cuerpos de Policía Estadal y Municipal, para mantener el orden público y garantizar la seguridad y soberanía en el país”.

Esto podría ser solo el inicio de un potencial monopolio en materia de distribución de alimentos por parte de los CLAP. En conclusión, considero que el futuro de esta iniciativa es incierto, al menos si me refiero a un norte positivo, es una iniciativa que tiene un éxito o fracaso en la mano del gobierno nacional y, en este sentido, se debe ser muy cuidadoso, pues se está jugando con la confianza de mucha gente, no a través de automóviles chinos, ni línea blanca, ni casas, se juega con lo que es el mayor motivo de un detonante a nivel nacional: el hambre de las personas.

Los CLAP no han llegado a todos los rincones del país ni han podido atender a tantas familias como hasta la fecha lo planteaban, ¿qué habrá sucedido con el dinero invertido en los estados donde los CLAP apenas se ven? ¿Hasta dónde será sostenible esta iniciativa? ¿Podrá el gobierno poner las aguas que él mismo controla a su favor reinvirtiendo en el sector productivo? ¿O por el contrario seguirá manteniendo sus acciones arropados en el poder momentáneo que les da el dinero? Preguntas todas que serán respondidas por el pasar de los días y que espero, en consecuencia, pueda al meno ser esta una iniciativa que el gobierno aproveche y desarrolle de manera positiva, no por tener algún tipo de simpatía con esta acción, no, sino porque el éxito mediano de la misma significaría una respuesta duradera y, en alguna medida, favorable a la grave crisis de desnutrición y hambre que vive el país. No es ni sería la respuesta más acertada a este problema, pero como de costumbre, es la que se desarrolló.



Raymer Sánchez | @RaymerSnchez

Comentarios

Entradas populares de este blog

Grandes personajes de la cultura Wayuu | Francisco Jiménez

L a cultura Wayuu es rica en todos sus aspectos, desde la parte socio-antropológica hasta la socio-cultural. Es interesante ver cómo el sistema de representación de este pueblo integra una serie de deidades importantes en su  universo mítico. La figura central es Maleiwa, Dios creador de los Wayuu y fundador de la sociedad. También están Maa y Juyá, esposos asociados a la generación de la vida. Maa, la madre Tierra, se asocia a la sequía, los vientos y algunos lugares que habita. Juyá, su esposo, es la gran lluvia de esas tierras. A pesar de esta gran majestuosidad y la  importancia que juega esta etnia en la  sociedad, se ha podido ver cómo han ido perdiendo el valor cultural que poseen, pues algunos  indígenas reniegan de sus propios orígenes; olvidándose así del  sentido de pertenencia y logrando de esta forma la deculturación . Cabe destacar que, aunque muchos indígenas niegan sus costumbres, existen  grandes personajes Wayuu que han colocado el nombre de la etnia en

Rocío San Miguel y la asfixia a la sociedad civil | Carlos Guerrero Yamarte

Rocío San Miguel ha sido recluída en El Helicoide, el mayor centrode tortura de Venezuela El fin de semana pasado y los posteriores días de carnaval en Venezuela se convirtieron en horas oscuras para la familia de la activista y presidente de la organización no gubernamental Control Ciudadano, Rocío San Miguel , quien fue arbitrariamente detenida el pasado viernes 9 de febrero en el aeropuerto internacional Simón Bolívar y luego resultó ser víctima de una desaparición forzada al igual que su hija Miranda Díaz San Miguel, dos de sus ex parejas y dos de sus hermanos. Pero la detención de Rocío San Miguel se convirtió en una estruendosa alarma para la sociedad civil venezolana que vio en su desaparición una arbitrariedad más que ha consternado al país y a la comunidad internacional, que volvió a conversar sobre la crítica situación de derechos humanos que atraviesa Venezuela, pues si el régimen chavista decidió silenciar a través de la persecución a una mujer que es experta en temas relac

Es hora de oxigenarse | Carlos Guerrero Yamarte

"El PSUV necesita irremediablemente una pausa, necesita oxigenarse, les urge volver a respirar y reinventarse" El chavismo como movimiento político y social ha fracasado. Es evidente. Pero ha fracasado porque ha decepcionado a sus propias bases; fracasó porque dejó de ser una esperanza para convertirse en una tragedia nacional. Aquel proyecto que en su momento encarnó Hugo Chávez es hoy el gran anatema que pesa sobre millones de personas que vieron en él una posibilidad de superación pero que, gracias a las desviaciones propias del autoritarismo, se transformó en una desgracia que urge detener. Los últimos acontecimientos en el país han dejado en evidencia, por enésima vez, las debilidades propias del sistema gobernante. En primer lugar, el chavismo ha seguido el guión de ruptura que siempre le ha servido para dividir a la oposición democrática, pero en estos momentos parece que no les funcionará; desde el poder han buscado detonar abstención y violencia, pero esta receta no