El sectarismo que por muchos años ha dominado la lamentable y aberrante forma de hacer política en el Zulia se encuentra en un estado depauperado junto a su líder, Manuel Rosales, quien bajo un show vaticina un regreso al estado que tanto daño le ha hecho
El ciudadano, cansado de años de populismo, de pésimas gestiones gubernamentales escondidas tras un gobierno nacional corrupto e ineficiente, además de la lamentable ausencia de autocrítica como oposición, hoy tal cual la historia de Andersen, primero con murmullos y luego a una voz en grito de todos los zulianos, señalan a aquellos dirigentes que negocian la libertad de un pueblo a cambio de la libertad política individual anteponiendo sus intereses económicos por encima de la dignidad y la precaria situación por la que hoy pasa todo un país.
La historia, será la que juzgue las gestiones oportunistas y populistas de quien se autoproclama “defensor del Zulia”. Y no porque una mentira sea aceptada por muchos tiene que ser cierta. Los gobiernos que hemos tenido durante los últimos 20 años en el Zulia han sido sumamente populistas, caracterizados por un populismo salvaje a nivel nacional bajo el color rojo y, muy lamentablemente, nuestro Zulia, ha sufrido el populismo azul. Populismo, que tanto daño le ha hecho al país y se denota en gestiones cuya imagen del gobernante se hace famosa en autobuses, vallas, avenidas, calles y todo aquel bien que esté dispuesto al “servicio” público.
Quienes se han convertido en embaucadores de los ciudadanos promueven la ignorancia colectiva a través de un pseudolíder populista y sus dirigentes, así como aquellos que equivocadamente anidan a su alrededor para mantenerse en el poder asumiendo un sectarismo, autoritarismo, arbitrariedad, así como también la transgresión a las leyes y a los derechos humanos como valores básicos que promueven una sociedad libre y verdaderamente democrática.
El sectarismo que por muchos años ha dominado la lamentable y aberrante forma de hacer política en el Zulia hoy se encuentra en un estado depauperado junto a su líder, Manuel Rosales, quien bajo un show vaticina un regreso al estado que tanto daño le ha hecho. Un retorno absurdo, estéril, que bajo convenientes “coincidencias” es antecedido por la bochornosa falta de dos de sus diputados en la Asamblea Nacional, torpedeando la elección de nuevos rectores del CNE.
La gente suma y sabe atar cabos; mientras verdaderos líderes de oposición como Ledezma, López y Ceballos hoy se encuentran detenidos bajo condiciones que atentan los derechos humanos, la medida cautelar del amigo del chavismo, transcurrió en un apartamento de Heliodoro Quintero, contratista de PDVSA, socio de Ruperti y de Roberto.
Mi mente volátil se pregunta ¿Cómo es que de la noche a la mañana aparece en la calle?, ¿Es correcto que a título personal y defendiendo sus intereses, se juegue con el destino de un país? El zuliano regionalista, ese que ha visto cómo bajo un cómodo exilio se juega con la política en su estado y se negocia la firma de un presupuesto inconstitucional por una alcaldía que, además, le entrega una condecoración civil al actual gobernador, responsable del bachaqueo y la inseguridad en el estado. El zuliano regionalista, que ha sido testigo de cómo en Maracaibo se coquetea constantemente con el mismo gobierno de hambre que solo defiende sus intereses y su permanencia en el poder, pero claro, es público y notorio que entre populistas se entienden.
Así están las cosas. El mismo acusado de corrupción y enriquecimiento ilícito por la fiscalía y la controlaría de la República, Manuel Rosales, hoy está en libertad recibiendo alabanzas por laboratorios montados, porque si al pueblo vamos, el rechazo a quienes pretenden imponer el populismo que solo puede representar la marginalidad de quien lo profesa, es tan grande como las ambiciones de no servir a la población, sino capturarla para servirse de ella. El Zulia va a juzgar y serán los zulianos quienes impondrán la sentencia.
Orlando Chacón | @Orlandochacon_
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