El candidato del Partido Republicano le arrebató el triunfo a Hillary Clinton en una inédita elección presidencial
Sin duda alguna, Donald Trump y Hillary Clinton se han enfrentado a una campaña electoral y elección presidencial sin antecedentes de tanta polémica, escándalos, insultos personales, acusaciones retóricas y todo tipo de barbaridades. Durante 20 meses los estadounidenses observaron con un gran rechazo esta carrera por la Casa Blanca ya que, según sondeos, el 82% de los ciudadanos consultados se declararon “asqueados” por la manera en cómo se desarrolló el enfrentamiento entre el Republicano y la Demócrata.
Estados Unidos, primera potencia mundial y con problemas evidentes, se ha despertado de golpe con resultados parejos, codo a codo, números que mostraban resultados terroríficos para los seguidores de Clinton y con un nuevo presidente que, en este caso, cayó de sorpresa para el mundo que espera un “milagro” de la Providencia. Donald Trump, multimillonario, xenófobo, misógino, soberbio, egocéntrico y clara figura de la ultraderecha estadounidense dio el todo por el todo para sacar del poder político a los demócratas.
La victoria de Trump es mucho peor de lo que se puede imaginar y hay que analizar en profundidad lo que significa el triunfo electoral de un candidato que nunca ha ocupado puesto alguno en la administración pública, un verdadero novato en la política, pero un versátil demagogo que propugna por darle un giro radical a la política de Estados Unidos. En primer lugar, Donald Trump gana la elección presidencial, pero además, logra mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado, por el inmenso descontento de la clase trabajadora que no veía futuro con las políticas de Obama ni con la globalización en pleno ejercicio; los obreros blancos, sin estudios universitarios y con un resentimiento atroz ligado con racismo, han levantado la mano de hierro de Trump poniéndose de rodillas ante el magnate y, junto a ellos, la población mayoritariamente evangélica que desde el 2008 tenía acumulado un categórico rechazo contra el liberalismo que el primer presidente afroamericano de la historia de Estados Unidos utilizaba como programa.
Trump se enclavó en la “América profunda”; desató a los demonios y agitó la discriminación como herramienta electoral. Logró calar en el descontento y coronó al populismo, tal como lo reseña el diario EL PAÍS y ABC de España, ahora, ¿por qué Hillary Clinton perdió? evidentemente su discurso no animó a los votantes tradicionales del Partido Demócrata y tampoco alcanzó conquistar a los indecisos, ejemplo claro es Florida -la joya de la corona- que le dio una sorprendente victoria a Trump, dejando a la ex secretaria de Estado muy mal parada.
Estados Unidos se encuentra hoy día ante los pies de Donald Trump, un futuro de cuatro años tiene por delante quien será desde el 20 de enero el 45 presidente de esa nación americana y es importante apelar a la reflexión, específicamente ese establishment que desoyó a los estadounidenses y sus errores llevan a la primera potencia mundial a un mar desconocido.
Carlos Guerrero / @SrVenezolano.
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