Dialogar es más difícil que hacer la guerra; los radicalismos de cada bando enfrentado torpedean cualquier solución pacífica
Félix Cordero Peraza, analista político, escribió en su último artículo en el diario Panorama que “Tenemos un país debatiéndose brutalmente. Donde reina la pasión irracional, la diatriba de baja monta y el uso de un lenguaje mediocre y vacío”, y yo coincido con su afirmación ya que en esta Venezuela convulsan las tensiones y las pasiones se juntan haciendo que el paisaje se termine de vislumbrar gris para todos.
Dialogar no es una tarea fácil y eso hay que tenerlo claro, mucho más difícil es cuando hay un régimen que ha roto el hilo constitucional al bloquear cualquier salida democrática a la crisis, es engorroso poder salir de la crisis y sentarse a dialogar cuando la “justicia” es constantemente utilizada como el bufete personal de un presidente rechazado por el 80% de los venezolanos y es poco confiable sentarse con un grupo de personas que han amasado las riquezas del país para luego dilapidarlas por todo el mundo, pero aunque es muy difícil y poco creíble, considero que el diálogo es fundamental para la poca paz que queda en Venezuela.
En los peores momentos de la historia hubo diálogo; se dialogó sobre Vietnam, se dialogó para crear la transición política en el Chile de Pinochet, se crearon mesas de discusión en la Polonia comunista para salir del régimen y convocar elecciones, se dialoga para no matarse y los venezolanos no podemos ser la excepción, porque incluso en Siria hay negociaciones, en Yemen existen intentos de reuniones y en Venezuela es necesario que las fuerzas democráticas dejen constancia ante los mediadores (Unasur y Vaticano) que, a pesar de tantos atropellos gubernamentales, la plena esencia democrática se mantiene para un entendimiento que no le cueste caro al país.
Es válido el argumento de que “no existen condiciones para el diálogo”, estoy de acuerdo, pero eso no quita la necesidad de ir a una reunión exploratoria que busque concesiones por parte del régimen, como por ejemplo, liberación de presos políticos, el restablecimiento del orden constitucional, convocatoria a elecciones generales -todo esto exigido por la Mesa de la Unidad Democrática el día domingo en el museo Alejandro Otero- para intentar establecer un debate sano, donde ambas partes y el pueblo venezolano tengan el derecho de opinar, eso sí, a estar realmente informado de lo que se decide.
Yo no creo en una sola palabra del régimen, creo que suficiente han mentido para ganar tiempo y lavarse la cara ante la comunidad internacional, pero considero pertinente que la nueva mayoría nacional deje bien claro sus puntos, explique a los oficialistas que la Constitución se debe respetar cuando se es minoría y cuando se es mayoría; no se puede actuar un día como “demócrata” y al siguiente desenfundar las armas contra todo un pueblo. Venezuela necesita entendimiento y acción. Se puede protestar masivamente exigiendo nuestras denuncias así como buscando una manera más racional de salir de esta gran crisis.
Carlos Guerrero / @SrVenezolano.
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