Los términos y condiciones ceden nuestra vida a Google
La mayoría de nosotros apuesta a que la seguridad en Internet es mucho más efectiva que en la vida real
Utilizamos Google y sus derivados prácticamente todos los días para contar a nuestros ‘amigos’ o seguidores qué hacemos o qué dejamos de hacer pensando que todos esos datos están sumamente protegidos por las políticas de privacidad de las redes sociales.
A ver, en primera estancia, en Internet nada es completamente seguro. Sabemos que el mundo cibernético posee en su memoria un registro de actividad que fácilmente podemos catalogar como ‘innumerable’ a la hora de darle un valor numérico, valga la redundancia.
No podemos negar que alguno que otro dato que ofrezcamos puede estar más seguro aquí o allá, depende de la red que utilicemos y las configuraciones de privacidad que tengamos o no activadas en nuestras cuentas. Si queremos hacernos la idea o al menos intentar tener la certeza de que hacemos algo por mantener nuestro paso por Internet seguro, entonces no dejemos de recurrir a los recursos de privacidad que las mismas nos ofrecen. Después de todo, sí brindan alguna ayuda ante la inquietud, pues la información es de ellos y de nadie más.
Para darles una idea de qué información posee Google de cada usuario registrado en su plataforma, les citaré un artículo escrito por Yolanda Valery en BBC Mundo: “tu nombre, tu dirección, tu edad, tu correo electrónico. Tu modelo de teléfono, tu proveedor de telefonía celular, tu plan y tu consumo telefónico y de Internet. Las palabras que usas con más frecuencia dentro de tus correos electrónicos. Todos los correos que hayas escrito o recibido, incluido spam. Los nombres de tus contactos y sus direcciones y teléfonos. Las fotografías que tomas con tu teléfono Android, aunque las hayas borrado y aunque no las subas nunca a ninguna red social. Los sitios a los que vas, dentro y fuera del país; la fecha en la que fuiste y la ruta que tomaste. Qué tan rápido llegaste. La tarjeta de crédito o débito que usas para pagar”, etcétera… la lista es larga y lo más probable es que ya tengan la boca abierta de la impresión.
- ¿Cómo puedo descubrirlo?
Si llegaron a preguntárselo, Yolanda también nos explica la respuesta: “Partamos de tu cuenta de Gmail. El círculo en la esquina superior derecha con tu inicial es el lugar para empezar.
Obtendrás una pantalla como la que se ve aquí abajo. Subrayé en rojo las categorías "interesantes", en términos de la información que almacena.
"Revisión de seguridad" y "revisión de privacidad" son dos ventanas que permiten ajustar y restringir información directamente.
Pero vamos a seguir la opción marcada con la flecha: la pestaña de "Mi actividad".
"Mi actividad" abre, de nuevo, un sinfín de opciones.
La vista que muestro a continuación es la general (que aquí aparece en inglés, a pesar de que cuenta está configurada con "español" como lenguaje primario). Incluye por defecto la actividad del día en las categorías de YouTube, búsqueda, avisos, noticias y la sección de ayuda, ítem por ítem.
Pero se puede filtrar por fecha y por producto específico, haciendo clic donde indica la flecha.
Te apuntamos también el lugar donde tienes la opción de limpiar tu historial.
Para antes de que puedas hacer efectiva la medida, te aparecerá un mensaje de Google que reza: "Tu actividad puede hacer que Google te sea más útil, con mejores opciones de transporte a través de los mapas y mejores resultados de búsqueda".
Tú decides si el argumento te convence.
En la esquina superior izquierda, en la figura de la "hamburguesa" (las tres rayas horizontales o ícono de menú) abre otro mundo de datos.
Utiliza la opción de "otra actividad en Google" para acceder a lo que la empresa guarda sobre tus traslados, tu teléfono y más.
Por razones que enteramente desconozco, mi historial de ubicaciones está apagado. Pero como podrás notar en la siguiente captura de pantalla, si estuviera encendido habría un registro por fecha de mis movimientos, marcados en un mapa.
Todo lo que he hecho por la vía de los Google Maps, sin embargo, sí está registrado. Para ver todos los datos en esta categoría vuelve a "mi actividad" y filtra el resultado por "maps" y "maps timeline".
Google me da la opción de decirle la dirección de mi casa y de mi trabajo. Gracias, Google, creo que ya sabes suficiente de mí de todas maneras".
- ¿Tiene una explicación?
En entrevistas del portal a expertos en el tema, llegaron a la conclusión de que "la respuesta corta es porque todo tiene un precio".
No pagas tu correo ni tu servicio de vídeos en dinero contante y sonante, sino en datos.
Como dice Lee Munson, investigador de seguridad de Comparitech, "la información es la nueva moneda de cambio".
"Si quieres saber quién te está haciendo seguimiento, usa esta regla: si el servicio es gratis, tus datos son el producto", le dice Jonathan Sander, vicepresidente de Estrategia de Producto de Lieberman Software, a BBC Mundo.
No pagas tu correo ni tu servicio de vídeos en dinero contante y sonante, sino en datos.
Como dice Lee Munson, investigador de seguridad de Comparitech, "la información es la nueva moneda de cambio".
"Si quieres saber quién te está haciendo seguimiento, usa esta regla: si el servicio es gratis, tus datos son el producto", le dice Jonathan Sander, vicepresidente de Estrategia de Producto de Lieberman Software, a BBC Mundo.
"Todo el mundo lo hace, desde los servicios de seguridad (de los gobiernos, supuestamente) hasta el humilde blog que sólo tú y un par de personas más leen", apunta Munson.
- ¿Es legal esto?
Desde que dices que estás "de acuerdo" con esos Términos y Condiciones que no lees, simplemente te estás entregando.
Lo cual no quiere decir que no hay quién lo dispute.
- Un consejo
Todos tenemos familiares, amigos o conocidos que parece les molestara pensar en que esto sea una realidad. No toman las prevenciones oportunas para evitar ser del mundo, pues lo primordial es ser de nosotros mismos.
La ‘vida privada’ que escuchamos y decimos tantas veces y a la que le damos tanta importancia, con el tiempo se convierte en un álbum de fotos totalmente público que pueden observar personas que ni siquiera conocemos y todavía tenemos el descaro de pedirle a alguien deje de opinar sobre algún tema porque “no es de su incumbencia”.
La toma de conciencia respecto a esto no es muy complicada. Pensemos en cuántas veces hemos dejado a la persona que tenemos enfrente hablando sola, prácticamente, por estar con un celular tomándonos selfies y subiéndolas a Internet para hacerlo saber al mundo. Cosa que es solamente incumbencia de cada uno de nosotros y de nuestro contexto.
La privacidad, la identidad y hasta la inteligencia se ha perdido gracias al uso que le damos a la tecnología… que no es la tecnología la mala de la obra, por cierto, somos los humanos que no hemos sabido aprovecharla hasta su máximo nivel en unos parámetros aceptables y justos.
Pensemos y luego actuamos, leamos y después critiquemos...
Redacción tecnología
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