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¿Hay que creer en el revocatorio?


En el país del millón de ideas inconclusas, ahora se presenta la figura del revocatorio en nuestro territorio, para así destituir a Nicolás Maduro como máximo representante de Venezuela. En líneas generales, una salida meramente constitucional parece ser la mejor opción según algunos politólogos, pero es sensato conocer la figura del revocatorio y sí, en la Venezuela de hoy, es un inconveniente para el gobierno opresor. A fines de este artículo de opinión, se manejará el siguiente concepto de revocatorio considerado por Miro: "la revocatoria consiste en el derecho que tiene el pueblo para cambiar a las autoridades que eligió antes que expire su mandato, o a los funcionarios públicos que ocupan altos cargos en la estructura del Estado y cuyas decisiones afectan a los ciudadanos".

Es un mecanismo de remoción categórica del funcionario electo por votación popular. De tal forma, que si el referéndum arroja un resultado favorable al representante, en principio este tiene derecho a seguir ejerciendo su magisterio por el resto del período, pero si por el contrario, es proclamado el resultado de la consulta al cuerpo electoral, como favorable a la revocación del mandato, el artículo 72 de la Constitución vigente establece expresamente que se procederá de inmediato a cubrir la falta absoluta conforma a lo dispuesto en la Constitución y las leyes.

Hasta aquí, suena como la mejor solución jurídicamente hablando para los venezolanos. En aras de la búsqueda de la democracia y que con ella se respete lo expresado por la población el pasado 6 de diciembre en las elecciones parlamentarias, la figura del revocatorio parece a primera vista algo funcional y práctico. En esta Venezuela, no es así, ¿a qué se debe esto? Como todo acto electoral, el revocatorio amerita la práctica y ejercicio de un procedimiento especial el cual estará regulado por las leyes especiales y la Constitución. Sin embargo, para complicar más las cosas (como nos gusta a los venezolanos), resulta que el CNE ha buscado la vuelta para que pase más tiempo del necesario.

Personalmente, buscar una salida constitucional en un momento de crisis humanitaria me resulta ilógico. Claro, como venezolana deseo que la Constitución acoja todas las posibilidades socioeconómicas y promueva las soluciones pertinentes, pero por muy buena que suene la teoría, la práctica es otra cosa. Buscar la verdad en casa de mentirosos no es más que perder el tiempo. Mientras la oposición se empeña en continuar con la labor de defender el revocatorio y el gobierno, manejando diferentes funciones para controlar el procedimiento, el pueblo muere de hambre, por falta de agua, electricidad o a manos del hampa. Se ha hecho cualquier cosa para su práctica pero se han dejado los derechos fundamentales a un lado.

¿A qué se quiere llegar? El revocatorio se explica muy bien en papel y entusiasma, pero estamos lejos de su práctica. Como algunos economistas sabrán, el fenómeno monetario tiene un dinamismo particular: no puede ser controlado por una persona ni por dos, es algo que surge naturalmente de la actividad humana. Al existir tantas restricciones, el mismo es causa de una crisis o caos total. Así como el hambre provoca locuras, también provocará un estallido social que ha tardado en nacer. Se han observado ciertas manifestaciones aisladas a lo largo del país, pero lejos de lo que podría ser una salida a la miseria con la cual se vive en estos momentos. Un poco violenta para algunos, pero así como la Asamblea Nacional ha sido totalmente controlada por el gobierno a pesar de ser mayoritariamente opositora, el procedimiento electoral correspondiente al revocatorio ha sufrido de una manera que su práctica resulta ineficaz para lo que necesita la población, porque no tenemos tiempo ni mucha comida en el almacén.
 
 
 
María Viloria / @Maria_Viloria.

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