El pasado domingo se disputó la final de la Copa América Centenario celebrada en los Estados Unidos de América, con Argentina y Chile como protagonistas una vez más en tan importante cita mundialista. Ambas selecciones salían con sus mejores hombres a, por un lado, reconquistar América, y por el otro, a buscar una victoria necesaria. Sin embargo, sería una nueva derrota de Argentina que continuará la sequía de títulos para la albiceleste, puesto a que no pudieron seguirle el paso a los chilenos en los penales.
El juego se disputaría de una manera agresiva, como se esperaba. Contraataques, faltas y velocidad serían las tres palabras perfectas para describir los primeros minutos del partido. Incluso, fue la concurrencia de las mismas lo que ocasionó un punto de inflexión en el partido: la pronta expulsión de Marcelo Díaz y minutos más tardes se le sumaría la de Rojo. Argentina y Chile jugarían con 10 hombres cada uno en casi todo el partido y el entretiempo. En dado caso, los chilenos sufrieron menos con esta circunstancia. Podría hasta decirse que la albiceleste no supo equilibrar la situación.
Claramente los errores arbitrales condicionaron el partido, conduciendo el partido a un final inevitable: un empate que encaminaría a sufrir nuevamente los penales. Vidal fallaría el primero, pero seguidamente Messi haría lo propio. Más adelante, Biglia no cumpliría con su labor y le permitió a Chile coronarse como la bicampeona de América, con un desconsolado Lionel Messi en el fondo de la celebración.
Chile ha logrado la consolidación de una idea propuesta por Marcelo Bielsa, continuada por Sampaoli y pulida por Pizzi, sumándole un excelente grupo de jugadores que, al parecer, no se cansan de alzar títulos. Del otro lado de la moneda, tenemos a una Argentina que ha perdido tres finales seguidas en los últimos tres años, liderada por un Messi a quien no le ha alcanzado ser el mejor del mundo para darle un título a su país. Precisamente, Leo ha sido el blanco de millones de críticas, especialmente por haber fallado, quizás, el penal más importante de su carrera.
Y después de soportar tantos comentarios alrededor de su actuación, incluso amenazadores, Lionel Messi anunció su renuncia a la selección albiceleste. No debe ser fácil vivir con tantas presiones, pero supongo que son parte de ser el mejor jugador del mundo. Personalmente, por un lado, me siento decepcionada, debido a que entiendo que Messi se sienta cansado de intentar, de no lograrlo por cualquier razón y que él decida apartarse. Me gusta creer que no hay que dejar de intentarlo. Sin embargo, por otro lado, me gustaría vivirlo en carne propia. Debe ser duro que tu gente te menosprecie cuando lo has dado todo por tu país. Cuando renuncias a otra selección y federación mucho mejor que la de Argentina para lucir tus colores y que no se te reconozca.
Solo quiero decir lo siguiente para culminar: por cualquier cosa, Messi no dejará de ser el mejor del mundo. Ni dejará de contar con más de 25 títulos en su casa. Ni dejará de ser el rey de los récords. Ni dejará de ser el rey del fútbol. Ni dejará de ser humano. Me quedaré sentada esperando el comunicado de la AFA, de Messi, de sus compañeros y del señor Diego Maradona, a ver si aporta algo positivo a la situación.
María Viloria / @Maria_Viloria.
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