Desde hace muchos años, antes de la colonización, cuando este hermoso país todavía no llevaba por nombre Venezuela y sólo era habitado por los aborígenes nativos de estas tierras, la economía era netamente agrícola y pecuaria, dependiente del intercambio de productos aptos para el consumo. Los primeros ciudadanos vivían de manera tranquila, sin preocupaciones, trabajaban en la pesca, agricultura, recolección de piedras preciosas, el tejido de hamacas, chinchorros y cestas.
Sin embargo, la llegada de los europeos generó un impacto de gran envergadura y se empezó a adoptar un modelo económico capitalista como el que se implementaba en el viejo continente. La característica principal de la época, se remonta al dominio y control absoluto que ejercían ellos sobre los indígenas de la región. La economía pasó a llevarse a través de trueques y se establecieron las compras, las tierras pasaron a estar en manos de aquellos invasores, quienes a su vez esclavizaron a los que pertenecían a estas tierras, sin duda alguna fue una total injusticia.
Es válido destacar, que el gran despertar económico en Venezuela se dio en el siglo XX con la aparición de los primeros yacimientos de petróleo. ¿Pero, en realidad fue un despertar?, ¿o fue el inicio de una pesadilla? para muchas personas puede resultar fácil decir que el petróleo ha sido el respiro a una economía desangrada por los españoles, pero para otros la aparición del petróleo ha desencadenado la peor era de corrupción, de avaricia, de antivalores. En el caso de Venezuela, específicamente, se logra apreciar que hubo un cambio brusco en los intereses de la nación, mientras antes el país estaba posicionado como uno de los más grandes productores de rubros como el café, cacao, maíz, algodón, plátano, yuca, entre otros, hoy día sólo está posicionado como uno de los principales países exportadores de petróleo.
Venezuela, con el pasar de los años, se fue olvidando de la producción de la tierra, de la ganadería, de la pesca, que por tantos años representaba el ingreso nacional, por concentrarse en la extracción, producción y distribución del crudo, haciéndose netamente dependiente de ese mineral. Muchos economistas se han preguntado si vale la pena o no ser un país monoproductor y la respuesta es NO. La realidad es que mientras mayores sean los medios de producción, mientras más diversificada sea la oferta agregada de Venezuela en el mercado internacional, mayores serán los ingresos que irán destinados al presupuesto nacional, al sistema financiero y a la economía en sí.
Es importante decir que ser un país productor de petróleo no es malo, por el contrario, es excelente siempre que se sepa aprovechar esa oportunidad, siempre que se sepa sembrar el petróleo, siempre que esos recursos obtenidos se destinen a cubrir las necesidades básicas de los ciudadanos. Hay que mencionar que el principal error que ha presentado Venezuela es “depender” netamente del petróleo, porque eso implica depender de las variaciones del mismo, es decir, hoy la economía nacional se encuentra maltratada y golpeada porque el mercado internacional del crudo está pasando por una crisis en la cual los precios del producto está en sus variaciones más bajas en los últimos 15 años.
En conclusión, el gobierno nacional está en la obligación de diversificar la economía, de activar el aparato productivo interno, que a su vez fomente el aparato macroeconómico y la oferta del país para el resto del mundo, esto con la intensión de maximizar la obtención de recursos ingresantes, o si no, la otra opción que le queda es sentarse a esperar, a orar por un milagro, a pedirle a Dios que de forma inesperada suban los precios del crudo por encima de los 50 dólares por barril.
José D. Escalona / @JoseDaniel_es.
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