Un día como hoy del año 1810, luego de llevarse a cabo una sesión extraordinaria, el Cabildo de Caracas redacta el acta que provoca la renuncia de Vicente Emparan como Capitán General y esto dio pie a la independencia de Venezuela, luego de proclamarse el nuevo gobierno.
En otros países una fecha como esta es sin duda un motivo de alegría, fiesta y efusividad, ya que, como todos sabemos, una data así marca el inicio de la libertad de todo un país y obviamente de sus habitantes. Pero lamentablemente en Venezuela, en los tiempos que estamos viviendo, ni siquiera nos podemos acordar de esta fecha, porque la situación de nuestro país es tan abrumadora que no nos deja pensar en otra cosa que no sea cómo salir de este abismo, y nos vienen a la mente preguntas como: “¿hasta cuándo estaremos así?, ¿cuánto más podremos aguantar?, ¿qué tan mal lo hemos hecho para merecer esto?”, y así como estos cuestionamientos van surgiendo miles y millones de ellos.
La situación de nuestro país cada día es más precaria, cada vez que salimos a las calles podemos sentir, oler y percibir ese miedo y esa preocupación que siente nuestro prójimo; porque no sabemos si podremos comer, si llegaremos a casa sanos y salvos, si nuestros familiares llegarán a sus hogares sin ningún daño. Se ha vuelto tan difícil vivir en nuestro país, que llega un momento en el que te sientes ajeno a él, porque ni siquiera en nuestra propia casa nos podemos sentimos seguros. Tristemente hemos llegado a ese punto de quiebre en el que nos sentimos extranjeros en nuestro país, porque nos ponemos a pensar cómo era nuestra vida antes de este caos y decimos: “Ese sí es mí país; ese es el país en el que quiero vivir”. Y, obviamente, sentimos de momento que este país, el suelo que pisamos ya que no nos pertenece, porque otros se han dado la tarea que de que lo sintamos así.
Personalmente, cuando me pongo a hacer todos estos tipos de cuestionamientos y me pongo a pensar en toda la odisea que pasamos día con día, me pregunto: “¿Y nuestra independencia?, ¿acaso nuestra emancipación tiene fecha de caducidad y estamos llegando a ella?”. Eso es lo que siento en mi interior, porque no me parece razonable que en nuestro país no podamos ni siquiera comprar pan para llevar a nuestros hogares. Es absurdo, que algo tan básico de tener en nuestro país, ya sea una travesía conseguirlo, y así como el pan, son muchos otros alimentos que no podemos consumir porque no se consiguen y/o cuesta comprarlos.
Es ilógico que sintamos miedo en nuestros propios hogares, porque la inseguridad y delincuencia están desbordadas de una gran manera que ya ni la privacidad ni tranquilidad de los hogares respetan. Pero para desgracia de todos nosotros, este se ha convertido en nuestro día a día. El miedo y preocupación constante y permanente se han convertido en nuestro diario vivir, porque no nos sentimos seguros ni en casa, ni en la escuela, ni en la universidad, ni en el trabajo, ni en ningún lugar de nuestro país.
Duele tanto que nuestro país se nos esté yendo de las manos, y que la desunión y el egoísmo sean los reinantes dentro de tanto caos, porque hemos llegado a ese punto en el que muy poco nos puede importar lo que le pase a nuestro semejante, y allí es otro aspecto por el cual perdemos a nuestro país y obviamente nos perdemos a nosotros mismos.
Hermanos y amigos venezolanos, el tener libertad no es solamente poder caminar por las calles cuando quieras y decir lo que te plazca -que en realidad hasta eso estamos perdiendo-. Para que todos nosotros podamos decir: “tengo libertad; tengo independencia”, se deben unir muchos puntos, es complicado, pero se puede lograr, y lo primero que se debe unir somos nosotros, cada uno de los venezolanos nos debemos unir para salvar a nuestra nación y por supuesto a nosotros mismos.
El que un gobierno electo se implante como tal y diga: “que viva la democracia”. Señores, no es suficiente, porque como todo en la política, la democracia es muy difícil y a la vez manipulable. Pero hay algo que les quiero dejar claro, porque lo sé y de esto estoy muy segura e invito a todo el que me lee a que lo compruebe. Para que un gobierno sea democrático deben de cumplir una cantidad de libertades, derechos y deberes. Libertades como la de expresión; derechos como el de la vivienda y alimentación; y deberes como el de proteger y garantizar la seguridad de los ciudadanos; y al violar o faltar una libertad, derecho o deber ya es motivo de discusión y de pedir a tus gobernantes que te rindan cuentas de lo que esta sucediendo y que te den una solución. Entonces, personalmente puedo decir con mucha firmeza que el sistema de gobierno en el que vivimos no es ni 1% democrático, y sé que muchos están de acuerdo conmigo.
Esto es algo que siempre he dicho y es así: nosotros como ciudadanos propios del país que habitamos tenemos el derecho y el deber de elegir a nuestros gobernantes, pero sobretodo tenemos el derecho de saber lo que hacen con nuestro país y nuestra riqueza, y por otra parte ellos tienen el deber de hacerlo saber a todos y de rendirnos cuentas de cada uno de sus movimientos. Por lo tanto, y basada en muchas cosas que he estudiado y leído, esto no es lo que vivimos, ni lo que hemos vivido anteriormente.
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ResponderEliminarTe felicito, excelente articulo, digno de reflexión, debemos luchar por el país hermoso que bolívar nos dejo; este país donde todos los habitantes nos respetábamos como dignos hermanos que somos, y los valores que hemos perdidos eran nuestra carta aval, luchemos unidos por la libertad.
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