Nunca antes (salvo Gorbachov en la República Democrática de Alemania) la visita de un presidente a otro país había significado tanto para la nación anfitriona y para el continente donde esta se encuentra ubicada geográficamente, y es que así de histórica como lo fue la caída del Muro de Berlín, la extinción de la Unión Soviética o el fin de la Segunda Guerra Mundial, lo es también la visita a Cuba de uno de los hombres, pero más que todo, políticos más importantes del mundo: Barack Obama, actual presidente de los Estados Unidos de América.
Desde que hace más de un año, en una sorpresiva alocución simultánea en transmisión en cadena nacional, ambos mandatarios (Raúl Castro y Barack Obama) anunciaran su intención de restablecer relaciones diplomáticas mutuamente, en especial la de Estados Unidos hacia Cuba, se ha venido gestando un arduo proceso de negociaciones, acuerdos y diálogos que sin duda alguna dejan en claro que ambas naciones manejan una estrategia común: abrirse a nuevas alternativas e insertarse en el proceso de integración política, económica y geopolítica del Norte con el Sur y viceversa, así haya quienes no estén de acuerdo con “fraternizar con el enemigo imperial del Norte”.
Para entender qué significa exactamente y qué representa para Cuba, Estados Unidos e incluso el mundo, la visita de Obama a la isla, hay que saber primero a qué se somete el país comunista cuando decide entablar relaciones con la potencia mundial por excelencia luego de más de 50 años. En el ámbito diplomático; Cuba y Estados Unidos decidieron reabrir sus embajadas en La Habana y Washington, respectivamente, EE.UU., por su parte, sacó a Cuba de su lista de países que patrocinan el terrorismo. Estas medidas claramente le dan un giro radical a la política de exterior de ambos países porque hace que la de EE.UU. se reconfigure hacia la convivencia y tolerancia con un modelo político e ideológico muy distinto al suyo, que es el comunismo, y también porque le garantiza a Cuba la seguridad nacional suficiente como para asegurarse de que no habrá intentos desestabilizadores e injerencistas muy característicos de la política exterior estadounidense cuando observan una alteración en el orden democrático y la actuación del Estado frente al flagelo del terrorismo.
En lo que se refiere al turismo, la administración Obama ha levantado las restricciones a los viajes de visitas familiares, los periodistas, los investigadores, las actividades relacionadas con la educación, la religión, el deporte, la ayuda humanitaria, y la exportación e importación de algunos materiales, entre otras. Por otra parte, Estados Unidos permitirá que el máximo de remesas a Cuba pase de 500 a 2.000 dólares por trimestre. En este punto observamos que Castro y Obama apuestan por la compenetración cultural como la clave de unas relaciones que vayan más allá de lo meramente político, diplomático, logístico y protocolar, sino una relación social entre pueblos que logre transcender la distancia geográfica y las barreras idiomáticas, un intercambio cultural que se inserte en la idiosincrasia tanto cubana como estadounidense, pero evitando también el riesgo de una transculturación.
Recientemente leí un artículo que publicaba el portal web del canal de noticias Globovisión, y me tomo el atrevimiento de citar aquí lo que este medio reportaba en esa redacción acerca de los acuerdos económicos logrados entre Cuba y Estados Unidos: “En el plano económico y comercial, tal vez el más importante; la Casa Blanca anunció que los estadounidenses podrán comenzar a usar tarjetas de crédito en Cuba. Las instituciones estadounidenses podrán asimismo abrir cuentas bancarias en los organismos financieros cubanos para agilizar pagos mediante transacciones autorizadas. También se permitirá la exportación a Cuba de material para la construcción de proyectos inmobiliarios privados, bienes para emprendedores del sector privado y bienes agrícolas para pequeños productores agrónomos. Lo mismo sucederá con la exportación de material de comunicación y telecomunicaciones para desarrollar la red de Internet en la isla. Por último, los viajeros estadounidenses podrán regresar a su país con 400 dólares en bienes, de los cuales un máximo de 100 dólares en los famosos cigarros cubanos”.
Todas estas medidas convergen en un solo punto focal, que es posiblemente el tema más delicado de las relaciones entre estos dos países: el levantamiento del embargo o bloqueo comercial que Estados Unidos le impuso a Cuba hace 50 años, embargo que prohíbe toda clase de actividad comercial de Estados Unidos para con Cuba. El Congreso estadounidense, dominado en su gran mayoría por los republicanos, se opone al levantamiento del embargo en su radical posición de aversión y total desacuerdo a que Estados Unidos se alíe con Cuba. A Barack Obama le queda una carta por jugar, y es la de hacer uso de sus facultades ejecutivas para ir allanando el terreno hacia un eventual escenario en el que él, a través de su retórica, termine convenciendo al Congreso con negociaciones de levantar el embargo, ya que es el único que tiene la potestad legal y constitucional para hacerlo.
Es así pues que la visita de Obama a Cuba puede no generar efectos inmediatos, a pesar de que se reunirá con los disidentes del régimen castrista para escuchar lo que tienen que decir acerca de la situación de derechos humanos en la isla y así establecer una postura sobre este tema y tomar cartas en el asunto, probablemente lo haga apelando a la observación de la Organización de Estados Americanos (OEA) o incluso llevando el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para que abra un proceso sancionatorio al Gobierno cubano en caso de así lo ameriten la situación y las circunstancias. Pero lo que sí es seguro es que a largo plazo esta política de Estados Unidos hacia Cuba beneficiará a muchos países que comercian con la isla porque ella se potenciará, habrá inversión estadounidense allí (Cuba aprobó la Ley de Inversión Extranjera), el comercio bilateral incrementará el PIB de la isla, el ingreso per cápita de los cubanos podrá crecer (el salario mensual de un cubano equivale a solo 21 dólares). Pero así como beneficiará a muchos, aislará a algunos, tal podría ser el caso de una Venezuela que ya no tiene la bonanza que antes tenía para financiar a Cuba con petróleo, divisas, inversión e infraestructura como lo hacía en los tiempos de vacas gordas de los precios del petróleo, y es por esa misma razón que Venezuela podría aislarse en la región al perder un aliado clave en potencia como lo ha sido Cuba porque ahora ésta apuesta por la creación de un binomio comercial y geopolítico que funciona como una especie de enlace entre el Norte y el Sur, y ya no apuesta por un país que ha perdido fuerza geopolítica y comercial externa por una debacle económica interna.
Entonces, ¿qué significa la visita de Obama a Cuba? Más que un acto simbólico de diplomacia, la visita del presidente de un país capitalista, liberal y derechista a un país comunista, conservador e izquierdista, significa la estrategia de Estados Unidos de usar a Cuba como la llave que le abrirá las puertas del camino a la integración con el resto de América, llámese central o del sur. El legado que Obama quiere dejar es una nueva era económica, política, diplomática y geopolítica entre el llamado ‘imperio’ y un continente que no termina de arrancar como debió haberlo hecho hace mucho tiempo.
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