La historia de América Latina es sumamente larga, casi que todo tiene su parte guardada en las grandes enciclopedias; desde nuestros ancestros indígenas, hasta nuestra forma de ver la religión ha hecho de América Latina una región con mucho que dar a conocer, y por supuesto, analizar. En el tema político tenemos suficiente que mostrar y claramente compartir como experiencias buenas y malas que en su gran caso, no deberíamos repetir para no volver a caer en los tantos problemas del pasado.
Justamente la izquierda latinoamericana sufre una gran desmoralización por las sucesivas derrotas que ha vivido en los últimos meses, pero que se veía venir con el pasar de los tiempos, pues todo es circunstancial y no será eterno por más exitoso que sea o parezca, ya que los modelos poco a poco se van agotando cuando problemas como la corrupción, el desapego a las quejas de los ciudadanos, la falta de un sistema económico fiable y hasta la escasez de ideas frustra la victoria de cualquier ideología. En América Latina, la historia de la izquierda y sus luchas también es larga, una izquierda que prácticamente subsistía en la clandestinidad y que carecía de un modelo político concreto, creció bajo eslóganes y canciones de protestas nada más, pero a medida que la derecha y los modelos neoliberales comenzaron a fracasar, la desobediencia y decepción coronó en el poder a una nueva era, que en aquel entonces, prometió acabar con la desigualdad y problemas de los gobiernos salientes.
Hoy por hoy parece que la historia se repite en Argentina con Macri como presidente, en Bolivia con la derrota en el referéndum de Evo Morales, en Guatemala con la renuncia de Otto Pérez Molina, en Venezuela con la aplastante victoria de la oposición y en Brasil con el descalabro del gobierno de Dilma, así como el descontento que está sonando en otros países de la región cansados del incremento de la pobreza, desempleo y falta de oportunidades que, sin duda, desespera a millones de ciudadanos. Para el sociólogo brasileño Emir Sader, en América Latina hay dos izquierdas: una sigue conduciendo a países de tendencia neoliberal, mientras que la “otra” izquierda “democratizadora y social se le ha hecho difícil gobernar por el poder de los medios de comunicación”; sin duda esto nos da una idea principal de que las opiniones en América Latina acerca de la izquierda, han llevado a muchos países a una constante disyuntiva de gobernabilidad, puesto que eso de “dos izquierdas” parece irracional, sin embargo, respetemos la opinión y sigamos contrastando. En el caso de Alan Tauraine, articulista de Nueva Sociedad en América Latina, las categorías de “derecha o izquierda” pierden sentido pues son utilizadas y aplicadas en contextos diferentes, y entonces surge una pregunta ¿Hay o no izquierda en América Latina?, pero en un caso completamente distinto leemos lo que opina el columnista del diario El Nuevo Herald, Andrés Oppenheimer, que afirma “Las sucesivas derrotas de la izquierda en América Latina es el inicio de una nueva era: El pragmatismo, igualmente sostiene que los latinoamericanos “están cansados de eslóganes y hay una fatiga ideológica en toda la región, sobre todo en Suramérica. Ahora, ¿De qué se trata el pragmatismo que Oppenheimer vaticina? es prácticamente como una profunda organización constitucional de cada país para que se prohíba el despilfarro, que en el caso de Venezuela es el pan de cada día, y así poder aplicar otras restricciones a los gobiernos que buscan seguir empobreciendo a los ciudadanos.
Finalmente, el laberinto de la izquierda en América Latina es oscuro, no hay un proyecto renovador, no hay acciones claras y los ciudadanos cada día se desesperan; los gobiernos izquierdistas sólo promueven consignas y la gente busca soluciones, la corrupción va en aumento, por ejemplo Brasil con Petrobras y los países en deterioro. La izquierda en América Latina va de salida y no parece tener un retroceso a lo que fue hace una década.
Carlos Guerrero / @SrVenezolano.
Carlos Guerrero / @SrVenezolano.
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