Se entiende por “resiliencia autocrática” la capacidad que tiene un régimen no democrático para adaptarse a las dificultades y superar crisis internas y externas que amenazan su existencia en medio del ecosistema político global.
A través de la “resiliencia autocrática”, un régimen antidemocrático tiene la posibilidad de mantener sólidas sus estructuras de poder y así evitar el colapso para abrirle paso a la democracia.
Es precisamente esta resiliencia la que ha permitido que Nicolás Maduro se mantenga todavía en el poder a pesar de los diversos intentos que se han promovido para desalojarlo y llevar a Venezuela por el camino de la tan anhelada democracia y libertad.
Maduro, como confeso aprendiz del régimen castrista de Cuba, apuesta a esta resiliencia autocrática para sostenerse en el poder a través de herramientas brutales como la abolición del Estado de derecho y el secuestro de las instituciones; el uso de métodos como la tortura, desaparición forzada, detenciones arbitrarias y la implacable censura comunicacional contra sus oponentes.
A continuación detallo tres momentos del pasado y presente político del país en los que Maduro ha logrado superar los retos que amenazan su sostenibilidad en el poder:
A) Diciembre de 2015, la oposición obtiene la mayoría en la Asamblea Nacional: la aplastante derrota que sufrió el chavismo en las elecciones parlamentarias fue el abrebocas de la profundización del autoritarismo en Venezuela, pues desde este día el régimen entendió que cualquier comicio medianamente limpio y libre significaría el fin del sistema político impuesto por Hugo Chávez.
Frente a este desafío, Maduro permitió la instalación de la Asamblea Nacional mayoritariamente opositora, pero terminó utilizando a los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia para anular la función parlamentaria a través de un ilegal “desacato” que impulso la llamada Asamblea Nacional Constituyente como un tribunal sumario en contra de la oposición.
B) Enero de 2019, Juan Guaidó se proclama presidente interino: esta etapa de la lucha política venezolana logró de buena manera cohesionar a los actores democráticos opositores al chavismo y hacer tambalear el poder de Maduro al retarlo directamente con movilizaciones nacionales y desconocimiento internacional que permitió a las fuerzas contestatarias reunir en la figura de Juan Guaidó la alternativa visible al modelo chavista.
Sin embargo, con el uso de la represión Maduro consiguió aislar a la oposición, desatando persecución y obligando a la suma el exilio de Guaidó, que también se enfrentó a las propias críticas y escándalos internos sobre el uso indebido de los recursos a los cuales tenía acceso como “presidente interino”.
C) Julio de 2024, Maduro es derrotado por Edmundo González Urrutia: el domingo 28 de julio, Maduro sufrió la más dura y dolorosa derrota que jamás haya podido imaginar. La victoria opositora en las elecciones presidenciales evidenció el profundo y arraigado descontento de los venezolanos con un modelo político fracasado y anacrónico.
Gracias al liderazgo de María Corina Machado y la capacidad que demostró para unir a los partidos políticos y líderes nacionales, regionales, municipales y parroquiales, las fuerzas democráticas propinaron una derrota incontestable a Maduro, cuyo régimen hoy sigue siendo incapaz de demostrar el “triunfo” que le adjudicaron.
No obstante, la resiliencia autocrática se evidenció nuevamente cuando los militares aplastaron las manifestaciones opositoras de los días 29 y 30 de julio y desataron la más violenta represión que llevó a más de 2000 personas a ser encarceladas y a otros tantos a pasar a la clandestinidad o huir del país mientras que Maduro se mantuvo en Miraflores a través de sangre y fuego, literalmente.
Ahora, claro está, la reivindicación por la victoria del 28 de julio de 2024 no se ha terminado. No es una etapa agotada, es de hecho, lo que nos ha permitido llegar a los escenarios actuales que vive Venezuela.
Sin embargo, es importante analizar lo que significa la resiliencia autocrática y cómo esta le ha servido al chavismo para mantenerse en el poder por más de 25 años.
Hay tres características principales que los autócratas utilizan para impulsar la resiliencia:
A) Desgaste del enemigo: son capaces de resistir las embestidas; logran superar los retos gracias a la cohesión de sus propias fuerzas y terminan desgastando las estrategias de sus adversarios.
B) Uso indiscriminado de la fuerza: ignoran desde la Constitución hasta la Declaración Universal de los Derechos Humanos e implementan cualquier método de represión y persecución para desorganizar, desarticular y desestructurar al enemigo. Es todo o nada contra el que se atreva a mostrar el más mínimo ánimo de diferencia.
C) Discurso chovinista y divisivo: los medios de comunicación son empleados para sembrar odio, mayores diferencias y división. Se apela a la “herencia” de los Padres de la Patria para ejemplificar el momento y personificarse como sus legítimos herederos. El objetivo es dividir más a la sociedad: buenos y malos; ricos y pobres; patriotas y traidores.
Ante la realidad actual de la presión que ejerce Estados Unidos en el mar Caribe, Maduro y el régimen están jugando a precisamente desgastar al enemigo. Apuestan a supuestos acercamientos o negociaciones para tratar de dividir y conseguir algún tiempo más en el poder, pero mientras hacen uso de estos métodos, también continúan ejerciendo la asfixia interna a la oposición a través de detenciones y persecución.
La resiliencia autocrática no es infalible. Claramente se puede suprimir cuando los actores adversos, tanto internos como externos, al régimen de turno resisten, se organizan, analizan cada paso y no desisten de su objetivo principal. Y aunque la tarea no parezca fácil, toda autocracia tiene sus propios errores que hay que saber identidicar y aprovechar.
➨ Artículo escrito por Carlos Guerrero Yamarte (@CarlosGuerreroY), director de la plataforma informativa Globopais (@globopais)
Excelente análisis.
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