Los partidos políticos más allá de su personalidad jurídica es su gente, sus militantes, sus activistas, son sus dirigentes, son sus simpatizantes
Algunas personas se preguntan con razón ¿pero cuál es el papel de un partido político en tiempos de dictadura? ¿realmente sirven de algo los partidos cuando han sido proscritos y/o anulados por un régimen antidemocrático?
Y aunque hay diversas respuestas que se pueden ofrecer, la primera es que sí, los partidos políticos son útiles incluso cuando sus siglas, colores o legalidad institucional han sido usurpadas y, realmente, es sencillo entenderlo: los partidos políticos más allá de su personalidad jurídica es su gente, sus militantes, sus activistas, son sus dirigentes, son sus simpatizantes.
En Venezuela se ha tratado de acabar con los partidos políticos porque representan una variedad abrumadora de visiones, de propuestas e ideas, y justo esto incomoda al régimen. Para un gobierno de estas características sui generis, las ideas, las propuestas y las visiones son “peligrosas”, representan desde un “complot” hasta una “conspiración internacional”.
Pero son los partidos políticos los que sostienen el activismo y el ánimo junto a la sociedad civil. Sin partidos políticos evidentemente no hay democracia, pero es que sin partidos políticos en dictadura, todavía queda la gente, la célula fundamental que les da significado y, por lo tanto, les nutre de vida.
He escuchado en distintas oportunidades argumentar “ese partido no existe porque no tiene tarjeta” o “ese partido se acabó porque no tiene una sede”, pero la verdad es que estos comentarios solo contribuyen a la narrativa del régimen, porque insisto, todo régimen autoritario o totalitario busca las medidas para suprimir la existencia de los partidos políticos, pero aún así nunca han logrado acabarlos porque resurgen cuidadosamente en alguna calle, en alguna barriada, en una urbanización o en las mismas fábricas y empresas del Estado.
Claro está, en esa composición heterogénea que resulta ser un partido político hay principios y valores que juntos conforman una doctrina que es la guía, la que señala el camino, de lo que se cree correcto para que cada militante, para que cada activista o simpatizante pueda transitar con claridad.
En Europa del este, cuando los nazis y luego los comunistas aplastaron durante años el sueño de democracia y libertad, los checoslovacos, los rumanos, los polacos o húngaros lograron encontrar la manera de seguir activos, de no claudicar todavía cuando el terror les arrancaba amigos, compañeros y familiares. Ellos no permitieron que su objetivo se diluyera en la mentira o en la propaganda oficial. Todo lo contrario.
Los invito a pensar en los partidos políticos, a verlos como instituciones pulcras, transparentes, como plataformas donde la gente se pueda adherir sin que sus opiniones sean apartadas o su quehacer diario gire en torno al carácter de un hombre.
Trabajemos desde ya, incluso en nuestro contexto, para tener partidos políticos sólidos, organizados y dispuestos a reconstruir desde un municipio, un estado y la República en general.
➨ Artículo escrito por Carlos Guerrero Yamarte (@CarlosGuerreroY), director de la plataforma informativa Globopais (@globopais)
Siempre he estado claro,que si no hay una lucha interna contra los gobiernos,los gobiernos no van a soltar las comodidad que le ofrece estar en el poder ,sino hay una piedrita en el zapato,para que te lo vas a quitar....
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