El experimento Milei no ha sido un fracaso, pero puede llegar a tener una duración muy corta y al final haber sido solo una aventura libertaria
Hace 10 años que milito en el movimiento Libertario, esa corriente política qué defiende la libertad como su único fin. El Ideal más Puro. El libertarismo enamora a quienes creemos en él a través de sus ideas: el principio de no agresión, que se sobrepone a la violencia; la defensa de la vida y la propiedad privada; el libre mercado y el capitalismo laissez faire; la lucha contra la corrupción; la igualdad ante la ley y no mediante la ley; el gobierno limitado y el estado reducido a funciones de seguridad, justicia y defensa, son la esencia del pensamiento libertario.
Durante décadas el movimiento libertario estuvo relegado a los grupos de discusión, con poco o ningún protagonismo político, ni siquiera en un Estados Unidos que fue durante mucho tiempo el país capitalista por antonomasia. Quizás fue en América donde el libertarismo tomó más auge, con un Ron Paul, qué desde el congreso, se atrevió a defender las ideas de la libertad. Sin embargo, el Libertarian Party, siempre ha existido a la sombra de los gigantes republicanos y demócratas, no en vano su mayor logro electoral fue el 3% de los votos en las elecciones de 2016. Claramente, la política activa y el convencimiento del electorado no ha sido nuestro fuerte.
Y mejor ni contar nuestro desempeño político en una América Latina acostumbrada al estatismo socialista, socialdemócrata y progresista.
Cuando apareció Javier Milei, con su característica estridencia, educando sobre libertad económica en internet y televisión, haciéndose una auténtica estrella mediática, fue cuando el libertarismo comenzó a ser comentado más allá de círculos cerrados de intelectuales y simpatizantes. El debut político de Milei en el congreso argentino fue el impulso que necesitaban los libertarios para tomar sus banderas y sin temor salir a hablarle al ciudadano sobre libertad. La servidumbre no podía seguir siendo el camino de nuestras sociedades. El hombre intelectual con traje y corbata de lazo dejó de ser la imagen del libertario promedio, cambiando por jóvenes en jeans y franela qué solo anhelan ser libres.
Un periodo legislativo le bastó al estruendoso político argentino para acceder a la presidencia de su país e instalar en la región el primer gobierno libertario. El cambio debía ser profundo, desechando las viejas prácticas económicas, deshaciéndose del estado paquidérmico y jubilar al caduco cuerpo político del país.
Pero, inexpertos, la realidad terminó golpeándonos en la cara a todos cuando la política dura chocó contra lo que romantizamos durante décadas. Históricamente relegados al campo de la intelectualidad y la lucha de las ideas, la vorágine de la política activa causó tormentas dentro del gobierno libertario.
La dinámica parlamentaria y el poco apoyo legislativo, tumbaron las medidas más drásticas -y necesarias- que Milei quiso implementar. La renovación nunca se completó, en el gabinete de gobierno siguen sentados representantes de la "casta", como Daniel Scioli, vicepresidente de Nestor Kirchner. Sobre el gobierno argentino, que prometía limpiar la corrupción, hoy se posan acusaciones graves: el escándalo $Libra; la aparente asociación de Karina Milei (hermana del presidente y Secretaria General de la Presidencia) con Diego Spagnuolo (director de la Agencia Nacional de Discapacidad hasta agosto de 2025) en una estructura de sobornos relacionada con la compra de medicamentos y más recientemente las acusaciones sobre Jose Luis Spert, quien habría recibido dinero del narcotráfico, dentro de un esquema de lavado, y que se mantuvo como candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires hasta varios días después de destaparse el caso, contando con el apoyo de "el pelucas". Estos hechos manchan el experimento libertario.
Lo que no podemos decir es “no se trata de verdadero libertarismo” y caer en la tontería común socialista cada que fracasa una economía planificada.
Por supuesto que ha sido verdadero libertarismo -aun con unas deudas pendientes-, los resultados económicos de Argentina -que ha sido el enfermo de América desde hace más de dos décadas- dan testimonio de ello. ¿Será que a Milei le faltó más radicalismo en la implementación de las ideas? No, lo que ha faltado es mayor comprensión de la dinámica política y consolidar alianzas más sólidas y fuertes.
El experimento Milei no ha sido un fracaso, pero puede llegar a tener una duración muy corta y al final haber sido solo una aventura libertaria, si no se logra convencer a los argentinos de que el país realmente está mejor, antes de las próximas elecciones legislativas -que se celebran dentro dos semanas-, que hasta ahora vaticinan un fracaso electoral para La Libertad Avanza.
Luego de eso, quedarían dos años de gobierno con una notable debilidad legislativa que dejaría maniatado al inquilino de la Casa Rosada.
Quedan dos cosas por hacer. En primer lugar unos días intensos de campaña para enamorar una vez más al electorado argentino y tratar de tener una futura legislatura aliada de la presidencia. Y por último, aprovechar los siguientes dos años para corregir los errores y demostrar a los enemigos de la libertad en toda la región, que un país se puede gestionar con eficacia cuando sus ciudadanos son libres.
➨ Artículo escrito por David Caballero, periodista.
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