Jaime Garzón fue más que un humorista; fue el vocero de la normalidad ciudadana, la persona con la capacidad de alzar la voz de la cotidianidad sin necesidad de hacer campaña o promesas vacías. Crítico de las falsedades políticas, Jaime construyó con la risa un rincón donde todos los colombianos podían sentirse identificados. Aunque con una tendencia más cercana a la izquierda, se burlaba de todos por igual, demostrando que su sátira no era gratuita, sino un reflejo necesario de lo que sucedía en la sociedad colombiana.
Jaime Hernando Garzón Forero fue un abogado, pedagogo, comediante, actor, locutor, periodista, político, activista y mediador de paz colombiano. Nacido en un hogar humilde de Bogotá, un 24 de octubre de 1960. En los años 60, Bogotá vivía una transformación por la migración masiva del campo a la ciudad, lo que disparó el crecimiento poblacional y la expansión de barrios periféricos e industriales. El contexto nacional estaba marcado por el fin del gobierno militar, el inicio del Frente Nacional, y la consolidación de grupos guerrilleros como las FARC y el ELN. Jaime Garzón tenía solo 39 años cuando fue asesinado en la capital, un 13 de agosto de 1999.
“Yo soy aburridísimo: creo en la vida, creo en los demás, creo que este cuento hay que lucharlo por la gente, creo en un país en paz, creo en la democracia, creo que lo que pasa es que estamos en malas manos, creo que esto tiene salvación”.
Jaime estudió en varios colegios, incluido el Seminario Menor de Bogotá, donde sus profesores lo consideraban brillante, aunque le gustaba generar desorden al terminar sus asignaciones. Tras ser expulsado de otro centro, se graduó en la Normal de la Universidad Libre. En su búsqueda académica, inició varias carreras, pero finalmente culminó y se graduó de Derecho en la Universidad Nacional, un título que fue recibido póstumamente por su hermana Marisol Garzón.
Trabajó humildemente como docente en colegios públicos y privados. Era un hombre culto con un deseo extraordinario de cambiar su patria, y desarrolló esta faceta para formar a las nuevas generaciones. Brevemente, fue alcalde menor de Sumapaz, designado por el entonces alcalde mayor de Bogotá, Andrés Pastrana Arango, a quien luego asesoró. Una divertida anécdota de la campaña de Pastrana a la alcaldía fue durante su secuestro por Pablo Escobar. Garzón intentó resistirse con humor: “¡Oiga, hermano!, le gritó Jaime al secuestrador principal. Yo soy el jefe de giras y el candidato no puede irse sin mí. Llévenme con él”. Pastrana fue liberado y más adelante ganó las elecciones.
“En Colombia, la pregunta es: ¿Quién nos va a matar? ¿Los guerrilleros, los paramilitares, los narcos o los políticos?”.
Incursionó en la televisión con programas como “Zoociedad”, el “Noticiero Quac” y “Lechuza”. Finalmente, creó a uno de sus personajes más queridos: “Heriberto de la Calle”, un lustrabotas que entrevistaba a personajes de la política y que se convirtió en un excelente pedagogo, valiéndose del humor para crear conciencia en los colombianos.
Garzón también trabajó como asesor de la Presidencia en el mandato de César Gaviria y apoyó el trabajo del Zar Antisecuestros de la Gobernación de Cundinamarca para mediar por las personas secuestradas.
“Los indígenas tradujeron el artículo 11 de la Constitución: ‘Nadie podrá llevar por encima de su corazón a nadie ni hacerle mal en su persona aunque piense y diga diferente’. Si nos aprendemos este artículo, salvamos este país”.
Jaime asumió un papel clave como mediador en la liberación de personas secuestradas por grupos armados, una labor profundamente humanitaria que lo puso en la mira de quienes le temían a la paz. Aunque denunció amenazas y seguimientos, el Estado no actuó a tiempo ni le brindó la protección que necesitaba. Un Crimen que Conmocionó al País. Fue asesinado el 13 de agosto de 1999 a las 5:45 a.m. en el barrio Quinta Paredes, mientras se dirigía a Radionet, la emisora donde trabajaba.
Los autores materiales son aún materia de investigación y en ellos están involucrados paramilitares, fuerzas militares y funcionarios del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS).
Las pruebas del proceso dan cuenta de que la muerte de Jaime Garzón fue determinada por el entonces máximo jefe del grupo ilegal Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Carlos Castaño Gil, quien ordenó a miembros de la banda criminal “La Terraza” cometer el crimen.
Nadie se imaginó que la gente quisiera tanto a Jaime. Ya no era solo el hijo, el hermano o el amigo; era los múltiples personajes que lograron interpretar el sentir del pueblo. Esto se evidenció en la Plaza de Bolívar, que quedó pequeña para albergar a la multitud que se volcó para llorar y gritar por este crimen. Fue sobrecogedor ver a Bogotá con ríos de gente que lo acompañaron en una procesión de despedida. Nunca se había visto semejante manifestación por nadie. Se cumplen 26 años del asesinato de Jaime Garzón, uno de los personajes más lúcidos, críticos y queridos de Colombia.
“Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvarlo. ¡Nadie!”.
➨ Artículo escrito por José Reguillo, estudiante de Derecho en la Universidad Rafael Urdaneta (URU) de Maracaibo
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