En estos tiempos turbulentos que atraviesa nuestro país, es fundamental abordar cuestiones tan esenciales como, por ejemplo, la visión centrohumanista para este presente pero también para el futuro de una Venezuela libre y democrática, con garantías constitucionales; con respeto al disenso y a los derechos humanos en general.
El centrohumanismo como doctrina nos enseña dos elementos iniciales de máxima importancia:
a) La persona humana es el centro y fin de la acción política y social. Todo lo que se haga bajo la visión centrohumanista girara y girará en torno al bienestar del ser humano, porque precisamente desde esta óptica se ve al hombre como irrepetible, cada persona es única, muy diferente al concepto socialista en el que se ve al hombre como un engranaje más de la maquina política y social.
b) La doctrina centrohumanista disfruta de “entidad propia”, es decir, no es una composición de izquierda ni de derecha. Los principios y valores van de la mano, si se quiere, con la concepción de la democracia cristiana, pero el centrohumanismo tiene atractivos propios.
Con estos elementos claros, se puede exponer de manera concreta ese papel central que tiene el centrohumanismo en el presente y el que tendrá en el futuro.
Presente: sin perder de vista el interés superior de la liberación total de Venezuela, aquellos que abrazamos el centrohumanismo como filosofía de vida tenemos la responsabilidad de no relativizar ni banalizar las circunstancias vividas por nosotros ni los otros. No se puede avanzar hacia la libertad sin entender que todos somos necesarios, pero que es ineludible saber que con quienes contamos sepan de lo que se tratan los principios y valores como la libertad, la igualdad, la justicia, la solidaridad, entre otros.
Mientras todos empujamos para que el cambio político se materialice en el país, es urgente la formación en estos valores y principios, porque las circunstancias nos pondrán a muchos en momentos decisivos donde debemos saber leer las letras pequeñas, que es justo donde está el asunto, y a partir de allí decidir cómo actuar: si con mezquindad, irracionalidad o con la claridad que ofrece el centrohumanismo.
De esta manera, el papel del presente que encara la doctrina centrohumanista es saber allanar el camino a la libertad, pero fortaleciendo desde ya conceptos vitales como la dignidad de la persona humana o la primacía de la sociedad civil.
Futuro: en esencia, el futuro lo comenzamos a construir desde el presente, con bases sólidas y robustas que nos permitan sostenernos en momentos comprometedores que nos presentará el futuro. Debemos entender que Venezuela se transformará de una dictadura brutal, con características propias de Estado gansteril, a una democracia en la que tendrá diversos actores democratizadores contribuyendo a colocar bloque por bloque de lo que será la incipiente nueva república.
Así como en el presente, en el futuro el centrohumanismo debe actuar con la firmeza de sus principios, defendiendo la visión que hoy encara un partido como lo es Primero Justicia pero que también lo podemos personificar en hombres como Fernando Albán, que con su martirio ha dado un testimonio gigantesco, así como Juan Pablo Guanipa, que en su injusta prisión es una referencia moral de la Venezuela del presente pero también del futuro.
Este artículo no pretende ser un ensayo o manual de uso, solo es una visión que concibo desde la experiencia, la militancia y las vivencias políticas y sociales.
➨ Artículo escrito por Carlos Guerrero Yamarte (@CarlosGuerreroY), director de la plataforma informativa Globopais (@globopais)
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