Entre bombas de gas lacrimógeno y una fuerte represión por parte de las fuerzas de seguridad, el gobierno de Perú ha logrado armar un sistema que parece impedir la caída de un gobierno por manifestaciones cívicas
Se asoman banderas y comienzan a sonar los tambores de la libertad, el barco Thousand Sunny se deja ver en las costas, el capitán y sus nakamas se preparan. No, no hablamos de una fantasía. Es Perú, que en sus últimas manifestaciones ha adoptado los símbolos del popular manga y anime “One Piece”, una obra que alimenta a la colectividad desde 1997. En este tercer trimestre de 2025, el Jolly Roger de los Piratas del Sombrero de Paja ha sido utilizado en protestas sociales contra gobiernos alrededor del mundo. El caso más sonado en la comunidad internacional ha sido el de los nepalíes, y ahora esta fórmula de inconformidad llega a Lima y a varias regiones del país, concentrándose en la Generación Z y en todos aquellos menores de 30 años.
La Generación Z, que representa a casi siete millones de peruanos, vive una indignación sin igual por la situación socioeconómica y de seguridad. Esta rabia los ha llevado a las calles a expresar su descontento con el Gobierno de la presidenta Dina Boluarte. Si en 2022 y 2023 fueron los colectivos ciudadanos de la sierra sur los que asumieron el liderazgo de las protestas, y en 2024 los gremios del transporte (víctimas de extorsión), esta vez, los protagonistas son los jóvenes. El politólogo peruano Alberto Vergara Paniagua lo resumió bien: “Perú es una república sin ciudadanos plenos”.
La Chispa que Encendió la Marcha: AFP y Pensiones. Bajo el lema “Unidos por un Perú que merecemos”, la Generación Z —influenciada por el anime que simbolizó las protestas en Nepal— convocó a marchar en dos jornadas seguidas (sábado y domingo). La lucha se reactivó por una propuesta de reforma en la Ley de Pensiones que obligaba a los trabajadores independientes a aportar a las AFP a partir de 2028 y, además, limitaba a los menores de 40 años a retirar el 95.5% de su fondo al jubilarse.
Si bien el Ejecutivo y el Congreso dieron marcha atrás en las modificaciones e incluso aprobaron el octavo retiro de los fondos de pensiones para apaciguar las aguas, las movilizaciones no se detuvieron.
Entre bombas de gas lacrimógeno y una fuerte represión por parte de las fuerzas de seguridad, el gobierno de Perú ha logrado armar un sistema que parece impedir la caída de un gobierno por manifestaciones cívicas. Han moldeado a sus fuerzas armadas y policiales para la neutralización de la movilización popular, volviéndolas más fuertes, más violentas y sin piedad. Por eso, la decepción de los peruanos al salir a exigir es doble. Todo aquel ciudadano que protesta es “doblemente ciudadano” por tener la convicción de alzar la voz por su derecho constitucional establecido en el Artículo 2, numeral 12.
"Todos los caminos llevan a Roma", decían los romanos. Hoy, todos los caminos que construyen los gobiernos con gestiones fallidas y que resultan en corrupción, nepotismo y miseria, son los que está sufriendo la juventud. Es la juventud la que literalmente nació en la pobreza del fallo gubernamental.
Esta misma frase puede usarse para hablar de la silla que encabeza el Ejecutivo nacional: la inestabilidad que atraviesan los presidentes en Perú es constante.
Desde Nepal hasta Perú, la Generación Z se levanta ante las injusticias de los gobiernos corruptos del mundo y llega con fuerza a Latinoamérica. Resulta irónico que, justo después de celebrar la victoria del pan con chicharrón en el mundial de desayunos organizado por el influencer español Ibai Llanos, los jóvenes salgan a la calle a exigir sus derechos. Ellos son los que lideran este movimiento social, mientras el Ejecutivo nacional se tambalea de escándalo en escándalo.
Como afirmó el vocero de la “Generación Z Peruana”, Wildalr Lozano: "Así como en el anime One Piece se unen para luchar contra sistemas corruptos y desiguales, nosotros también levantamos esa bandera como un mensaje claro de que los jóvenes no vamos a aceptar ser condenados a pensiones de miseria y vamos a pelear unidos por un futuro más justo".
Este sentimiento nacional de un sector social clama por respuestas inmediatas y el fin de los modelos de gestión fallidos.
➨ Artículo escrito por José Reguillo, estudiante de Derecho en la Universidad Rafael Urdaneta (URU) de Maracaibo
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