La mayoría de nuestros líderes y partidos políticos están enfocados en que otros nos hagan el favor
El deporte y la política están más ligados de lo que cualquiera podría pensar. Quizás sea porque ambas están determinadas por la acción humana y como el hombre es tan predecible en su actuar, es de suponer que sus actividades, de alguna u otra manera, se parezcan.
Hemos visto una y otra vez como el deporte ha sido escenario para la política, cuando selecciones de fútbol saltaron al campo con brazaletes en rechazo a la invasión rusa en Ucrania o recientemente cuando activistas propalestinos impidieron el paso de la delegación israelí en La Vuelta de España.
Pero muchas veces lo que ocurre en el deporte puede servir de aprendizaje para la política.
Los venezolanos nos acabamos de llevar una decepción deportiva enorme, parecía que finalmente nuestra selección de fútbol tendría oportunidad de ir al mundial. Los escenarios eran variados: si hacíamos el el trabajo futbolistico y ganábamos ante Colombia clasificabamos al repechaje; en caso de perder, nuestro futuro dependía de un tercero, de Brasil y que pudiese imponerse ante Bolivia. Depender de otros era el escenario menos favorecedor, después de todo y como en todo, lo ideal es cumplir con el deber y asegurarse uno mismo su destino.
Ante la posibilidad de derrota, los venezolanos hicimos cálculos y comenzamos a abrazar la hipótesis de que Brasil "nos echara la mano", lo cual al final no pasó, Bolivia ganó ante la pentacampeona y el destino vinotinto estaba sellado.
Los venezolanos podríamos llevarnos otra decepción de este tipo pero en la política. Que la mayoría del país desea un cambio político no se duda, pero nos hemos desmovilizados a un punto crítico. La mayoría de nuestros líderes y partidos políticos están enfocados en que otros nos hagan el favor, mientras nuestra sociedad continua aletargada esperando algo, sin saber realmente que esperar.
¿Que nos queda? Continuar intentando, movilizarnos, mantenernos activos, seguir alzando la voz por nuestros derechos, ser una sociedad activa. En esencia, cumplir con nuestro deber para evitar las decepciones.
➨ Artículo escrito por Joel Morales, periodista y activista político
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