La polarización en el ámbito político ha marcado una gran parte de la historia democrática de nuestro país pero indudablemente este fenómeno se ha exacerbado en los últimos años gracias a la inclusión de un lenguaje con alto contenido de confrontación e inclusive de odio. Si algo debemos desechar en la política venezolana es el lenguaje violento con el cual se estigmatiza a todo aquel que pensara diferente, convirtiéndolo en enemigo acérrimo de una parcialidad, llevando a que la polarización política fuera más evidente en todos los sectores."El 2022 debe encarrilarse como el año para replantear el liderazgo opositor en Venezuela"
Poco a poco algunas personas estaban tratando de separarse de esta práctica convirtiéndose en los llamados "Ni-Ni" quienes no eran la mayoría pero si un importante universo al cual salían a conquistar las dos tendencias en el país. Estos Ni-Ni preferían el pragmatismo y no se dejaban llevar a cabo por alguna tendencia. Hoy, bajo las condiciones de sobrevivencia en las cuales viven prácticamente un 90% de los grupos de ciudadanos como la polarización está perdiendo su efecto, reduciendo a dos bloques pequeños pero aún importantes para la fuerza de cada uno de los políticos, esto se denomina su voto duro. Este voto duro no es suficiente para alcanzar ninguna victoria electoral en el país pero si es utilizado por ambas tendencias para influir a la mayoría del universo electoral que no se siente atraído por nadie en específico. La caza de los Ni-Ni se ha vuelto la mayor competencia en el país.
Muchos analistas sostienen que el radicalismo tiene sus días contados en Venezuela, muestra de ello fueron las elecciones en Barinas. Lo sucedido en el estado llanero fue un "laboratorio" que dejó en evidencia que la despolarización y el radicalismo llegaron a su fin, pues la población sea de cualquier tendencia o sin intereses, se ubicó en el centro del descontento y siguió un impacto en las elecciones. Barinas ha sido un laboratorio importantísimo donde a pesar del ventajismo y el abuso del poder gubernamental la oposición ganó, debido a que el boicot de los resultados del 21N se transformó en un insulto a la inteligencia del pueblo, a la decisión popular. La oposición ahí surge que puede ser una unidad más afectiva, más de reacción con la gente que apego político o acciones pragmáticas.
El 2022 debe encarrilarse como el año para replantear el liderazgo opositor en Venezuela. Los políticos deben alejarse de discursos y comportamientos llenos de egos y de intereses personales y enfocarse en la calidad de vida de los venezolanos, en sus problemas diarios. Somos un país devastado por la crisis, donde la calidad de vida es un desastre y sobre eso nuestros líderes hablan poco. Este año es propicio para el reencuentro, consolidación, lectura profunda de los acontecimientos y del acontecer geopolítico nacional. El país necesita discutir y reencontrarse desde las comunidades. En este 2022 ya no existe la polarización extrema y es la oportunidad para visualizar qué tipo de país queremos ver para los próximos años. Para lograr eso hay que hablar, conversar y transformar las voluntades en una unidad afectiva. Hay que crear una UNIDAD NACIONAL y así lograr que en Venezuela haya un cambio político.
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