"Debemos tomar conciencia de nuestras emociones y aplicar herramientas que nos permitan gestionar nuestra ira"
Hay momentos en el que podemos vernos expuestos a tantos factores estresantes que explotamos tan solo con una mala mirada, esto crea situaciones de tensión en nuestra dinámica familiar y fractura los vínculos con nuestros amigos, situaciones que contribuye a generar más enojo en nosotros y nos vemos envueltos en un ciclo de rabia y explosiones del que se nos empieza a hacer difícil salir.
Sabemos que la ira es un sentimiento que aparece en situaciones que nos amenazan y que nos permite defendernos cuando nos sentimos atacados y que está relacionada con impulsos agresivos. Cuando nos sentimos atacados, la ira nos lleva a actuar por instinto y se nos dificulta usar la razón, esto nos puede llevar a situaciones violentas que podrían tener importantes consecuencias para nosotros.
Dar rienda suelta a la ira es un acto peligroso y no nos ayuda a nosotros, ni a la persona con la que nos enojamos a resolver el problema y aunque es necesario expresar nuestro descontenta no podemos agredir a ante cualquier mínimo sentimiento de molestia, ni atacar físicamente a todo aquel que nos irrita. Aquí debemos apostar a nuestra inteligencia emocional y por ende, a la capacidad de poder manejar y expresar nuestras emociones de manera adecuada y oportuna.
Por lo general, cuando sentimos ira o molestia no lo manifestamos de una forma apropiada y tendemos a caer en las siguientes situaciones: emplear la ira como media para lograr nuestros objetivos, lo cual puede estar asociado a bajas habilidades comunicativas. Por otra parte, cuando no expresamos lo que nos molesta y vamos acumulando frustraciones diaria, acabamos explotando en cualquier momento y por último, utilizamos la ira como defensa cuando nos sentimos atacados, reaccionando de manera negativa más por la intuición que por los hechos objetivos.
Debemos tomar conciencia de nuestras emociones y aplicar herramientas que nos permitan gestionar nuestra ira. Les dejo algunas recomendaciones que, aunque no resuelven el problema en sí, son útiles para retomar el control y encontrar una forma proactiva para solucionarlo:
1. No acumules la ira: cuando algo nos enfada y no lo comunicamos, vamos acumulando esa ira y tarde o temprano reaccionamos y estallamos, esto puede dar pasó a un episodio de violencia verbal o física. Por esta razón, es importante que los afrontemos y comuniquemos de manera asertiva para no dejar que el enfado vaya creciendo y no crear resentimientos.
2. Piensa antes de hablar: el calor de la situación puede llevar a decir o hacer cosas de las que nos podemos arrepentir, por es importante tomarnos unos minutos para organizar nuestros pensamientos. Es más sencillo expresar nuestra frustración y preocupación cuando ponemos en orden nuestras ideas. Algunas de las técnicas que podemos poner en practica son: aislarnos un rato y si no contamos con tanto tiempo o espacio, tratar de respirar y contar hasta 10.
3. Reflexiona acerca de las causas y consecuencias de nuestra ira: cuando entendemos porque tenemos un arrebato de ira y más importante aún, podemos analizar si nuestra reacción está justificada, no quedamos a merced de este sentimiento. En ese sentido, tomarnos un tiempo a sola para reflexionar, además de ayudarnos a calmar, es provechoso para obtener respuestas.
4. Haz ejercicios: esta técnica es un excelente amigo para ayudar a denar y reducir el estrés, así que si sientes que la molestia sube, caminar, correr o poner en practica cualquier actividad física puede ser útil.
5. Descansa lo suficiente: nuestras reacciones de ira son más frecuentes cuando estamos agotados física o mentalmente. Por este motivo es necesario descansar y dormir las horas necesarias.
6. Pon en práctica técnicas de relajación: esta es una excelente forma de prevenir y controlar los ataques de ira. Realizar ejercicios de respiración profunda, imaginar una escena relajante, tranquila y repetir frases tranquilizadoras, escuchar música, escribir o practicar yoga son algunas de las actividades que podemos poner en marchar para fomentar la relajación.
7. Busca ayuda psicológica: en ocasiones llegamos a un punto en que los comportamientos agresivos derivado de un mal control de la ira son frecuentes y gestionar nuestro enfado se vuelve todo un reto. Ante estas situaciones, considerar el apoyo profesional es fundamental para una vida más tranquila y armónica con nosotros mismos y con las personas que nos rodean.
➨ Inés María Davalillo (@inesdavalillo)
Psicóloga y activista política
Psicóloga y activista política
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Muy buen articulo
ResponderEliminarBuenos consejos para sobrevivir en estos tiempos que vivimos
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