El presidente Moreno anunció el pasado 7 de octubre que trasladaría la sede del poder ejecutivo de manera temporal hasta la ciudad de Guayaquil
Para el Ecuador, octubre inició con furia y es que las medidas económicas anunciadas, el primer día del mes, por el presidente Lenín Moreno han provocado una poderosa crisis política que ha sacudido las principales ciudades con violentas manifestaciones que demandan una rectificación del Gobierno y al mismo tiempo, la renuncia del jefe de Estado.
El 1 de octubre, Moreno anunció el fin de los subsidios para el combustible así como la liberalización de los precios con el fin de poder adelantar un acuerdo de inyección económica por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) que ronda los 4.200 millones de dólares. Esta decisión provocó fuertes protestas que derivaron en acciones vandálicas como saqueos masivos, incendios de almacenes y ataques a funcionarios policiales. Sin embargo, el Gobierno que preside Lenín Moreno ha reiterado que no sucumbirá ante las exigencias ya que consideran apropiadas las medidas para solventar el agujero económico que el anterior gobierno liderado por Rafael Correa le había dejado a Ecuador.
Los manifestantes han tomado las calles y se han organizado para plantarle cara a lo que consideran es un “paquetazo económico” que el FMI busca imponer para “dañar al pueblo ecuatoriano”, no obstante, la semana de constantes movilizaciones han logrado hacer tambalear al Gobierno pues el propio presidente Moreno anunció el pasado 7 de octubre que trasladaría la sede del poder ejecutivo de manera temporal hasta la ciudad de Guayaquil pero este mismo miércoles regresó a Quito, por unas horas, junto a su ministro de Interior y Defensa.
Moreno acusa a Correa y a Maduro de organizar y financiar las protestas
El presidente Moreno se ha defendido y se ha negado a dimitir, tal como se lo pide la oposición correísta y ante tal situación, el propio presidente ha asegurado que no dará marcha atrás a las medidas. Esta misma semana, el presidente ecuatoriano ha acusado al ex presidente Rafael Correa y al “sátrapa de Maduro”, tal como lo ha llamado, de estar detrás de la organización y financiación de las protestas que cada día parecen crecer más hasta el punto en que los indígenas están encabezando bloqueos de las principales arterías viales en el interior del país y toma de instalaciones petroleras como retención de militares y policías.
El mismo Rafael Correa, que está fugado de la justicia ecuatoriana por acusaciones de secuestro, ha acusado a Moreno de “traición” y de deteriorar la vida de los ecuatorianos, y su última propuesta para solucionar la crisis ha sido el adelanto de elecciones presidenciales en las que no descarta presentarse como candidato. La manera como Correa se ha metido en esta coyuntura política ha llevado a muchos ciudadanos a decir que todo es un supuesto complot para debilitar a las instituciones del Ecuador con la intención de socavar la estabilidad e impulsar un golpe de Estado, argumento que Moreno ha comprado y no ha dudado en vincular a Correa y otros colaboradores del ex presidente, como por ejemplo el ex canciller Ricardo Patiño que ha pedido vía Twitter la renuncia al actual mandatario.
Ante las protestas, el Gobierno se ha blindado y ha declarado el Estado de Excepción por 60 días pero que el Tribunal Supremo lo ha reducido a 30. La decisión constitucional ha levantado las críticas de la Defensoría del Pueblo que exhorta al respeto de los Derechos Humanos de los manifestantes, que ya llegan a más de 1000 detenidos y por lo menos siete personas muertas.
Por su parte, la petrolera estatal Petroamazonas ha anunciado el pasado lunes que suspendía las operaciones en dos instalaciones petroleras ubicadas en las provincias de Orellana y Sucumbíos al tiempo que el Gobierno anunció que la producción de crudo se reducirá a en casi un tercio por la paralización del bombeo en tres bloques petroleros por las “condiciones de inseguridad presentes en la zona” y en caso de que las manifestaciones sigan su rumbo, la caída en el bombeo podría alcanzar los 165.000 barriles por día, un dato delicado tomando en cuenta que actualmente Ecuador produce medio millón de barriles diarios.
Ahora, con Moreno nuevamente en Guayaquil y parte de su gobierno ya en la capital, este ha anunciado que ha entablado conversaciones con los movimientos indígenas y ha anticipado que la situación “se va a resolver muy pronto”. Horas antes, el vicepresidente ecuatoriano Otto Sonnenholzner había informado de la mediación de Naciones Unidas y la Iglesia Católica cuyos frutos sería un compromiso entre el Ejecutivo y los indígenas para pactar una hoja de ruta que desemboque en un acuerdo que termine con la crisis.
La situación en Ecuador es tensa, según reportan varios corresponsales de distintos medios en el país sudamericano y como se puede leer en los propios medios locales. La OEA y varios países de manera independiente han reiterado su respaldo al presidente Moreno y se han ofrecido para mediar en esta crisis que se une a las otras que azotan a América Latina.
Redacción internacional | @Subversion_EL
Las imágenes corresponden a Reuters
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