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Las veces que sean necesarias | Pedro Díaz Rendo




Siempre he creído que la política es dinámica y cambiante, pero 2019 me ha dejado impresionado en tan solo tres meses que lleva este nuevo año.

Arrancamos el año 2019 con un objeto explosivo en el capitolio, la tensión fue grande para quienes estábamos despiertos a altas horas de la noche atentos a la situación ya que, el día siguiente era la juramentación de la nueva Junta Directiva de la Asamblea Nacional. Llega el 05 de enero donde Juan Guiadó de Voluntad Popular, Edgar Zambrano de Acción Democrática y Stalin González de Un Nuevo Tiempo, todos asumiendo sus nuevos cargos como Presidente, Primer Vicepresidente y Segundo Vicepresidente respectivamente.

Llega el 10 de enero, día donde el Presidente de la Republica debe dar su memoria y cuenta respecto a su gestión, pero Nicolás Maduro además de no cumplir con la Constitución, se juramenta como Presidente en la sede del Tribunal Supremo de Justicia y que a partir de ese día seria conocido como “El Usurpador”.

El 15 de enero, la Asamblea Nacional declara a Nicolás Maduro como usurpador del cargo de la Presidencia por las falsas elecciones llevadas a cabo el 20 de mayo de 2018, consiguiente a esto el Presidente de la Asamblea llama a la calle para el 23 de enero, día importante en la historia contemporánea de nuestro país.

Y es ese 23 de enero de 2019, el día en el que un monstruo se levanta: los ciudadanos en las calles de Venezuela.

El 23 de enero los ciudadanos salieron a las calles, no solo en las capitales de todos los estados sino también en los Municipios donde JAMAS se había visto marchas o concentraciones tan grandes como las que hubo ese dia. Eran millones en las calles bajo un solo mensaje: Cese de la usurpación, Gobierno de transición y elecciones libres; y es a eso de la 1:30PM, en Caracas, cuando el Presidente de la Asamblea, junto a los ciudadanos que lo acompañaron ese día, los Diputados de la Asamblea Nacional y ante Dios, toma juramento como Presidente Encargado de la Republica de Venezuela.

Empieza la lucha política, marchas, concentraciones, asambleas de ciudadanos, cabildos abiertos, reuniones, todo esto para ir despertando al ciudadano en todas las urbanizaciones, calles, veredas y caseríos; todos con el sueño de un cambio trabajando desde el primer momento para lograr el cese de la usurpación. Detrás de cada acción, viene una agenda promovida desde Juan Guaidó y la Asamblea Nacional (por fin sincronía en lo que hacemos y decimos) vi como los partidos, sociedad civil, Organizaciones No Gubernamentales y otros factores han actuado bajo una sola línea.

La marcha del día de la juventud, bajo cientos de ciudadanos volcados en las calles, el Presidente Encargado Juan Guaidó anuncia la fecha para la entrada de la ayuda humanitaria, el 23 de febrero todos los Voluntarios Por Venezuela debían movilizarse no solo en las calles sino también hacia las fronteras para exigir a las Fuerzas Armadas la entrada de la Ayuda Humanitaria, la emoción en las calles, el deseo de seguir luchando se mantenía intacto.

23 de febrero, Venezuela a oscuras

El 23 de febrero, como ciudadano demócrata, salí a las calles de San Carlos, estado Cojedes con el objetivo de seguir acompañando la ruta planteada y seguir siendo parte de la presió popular en las calles de Venezuela, ese día la marcha estuvo tranquila, sin represión ni detenidos; llegue a casa de mis tíos y de inmediato estuve viendo las noticias, actualizándome sobre los sucesos que pasaban en el día y el corazón se me partía cada vez que leía lo que hacían contra nuestros indígenas, con nuestros compañeros en la frontera y con la Ayuda Humanitaria, como la quemaban, como un grupo destruía la esperanza de millones de familias que sufren, ese día vi en mi vida, las peores atrocidades que un ser humano ha podido cometer.

Días después paso algo que nunca nos habría pasado por la cabeza que pasaría, un apagón que duro cinco días, que dejo a oscuras un país, que dejo a un país sin comida, sin comercio, sin agua, sin comunicaciones, fuimos un país al estilo de The Walking Dead.

Vi personas que se aprovecharon de las necesidades de los demás para hacer “negocio” vendiendo agua y hielo hasta en 5$ como también personas que cargaban teléfonos celulares por 1$ y la impotencia que sentí en ese momento, fue descomunal, no podía creer que en esos momentos de crisis, las personas se aprovecharan de tal manera, que se aprovecharan de los problemas para ellos sacar provecho y tener algo mas de dinero en el bolsillo.

Pero no todo era malo, dentro de esa larga oscuridad, hubo luz. Personas que sacrificarían hasta sus vidas montados encima de un camión en llamas para salvar esa ayuda que es aun sigue siendo la esperanza de nuestros enfermos, de nuestras familias; vi también personas que ofrecían sus locales para que quien lo necesitara pudiera cargar su teléfono celular o inclusive hacer lugar en sus cocinas para que pudieran cocinar algo para sus familias, no todo era malo dentro de esa oscuridad que vivimos por días, y eso es lo que aun mantiene viva a Venezuela, la gente humilde y puras de corazón, dispuestas a ayudar al prójimo, inclusive en los momentos mas complicados, aun existe esperanza para nosotros.

No me rindo porque veo en Venezuela un país lleno de oportunidades, veo un país con ciudadanos, con personas dedicadas, que aman y quieren seguir trabajando por obtener un país mejor cada día, y el camino ha sido largo y empinado, complicado con muchas piedras, donde hemos tropezado un montón de veces pero es por ello que no podemos permitir que la desesperanza nos arrope, esa seria la única salvación de quienes han destruido los sueños de millones. Pero aquí estaré, cada vez que me necesites, las veces que sean necesarias porque sueño verte libre, capaz pero sobre todo, verte en paz. 

¡Vamos bien!

Artículo escrito por Pedro Díaz Rendo (@Pedrodiazpj), Secretario Juvenil Regional de Primero Justicia en el estado Cojedes.

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