Para nadie en el mundo es un secreto que los venezolanos vivimos una escasez de alimentos sin precedentes, y la respuesta del régimen ha sido controlar a los ciudadanos a través del otorgamiento de una caja de alimentos de los Comités Locales de Abastecimiento Popular (CLAP).
Pero los Clap no solo llegan de vez en cuando a los hogares venezolanos sino que son la fachada de un grupo de funcionarios para ocultar un entramado de corrupción, que durante más de dos años le ha dejado grandes dividendos económicos.
En 2016 cuando la escasez de alimentos arreciaba, Maduro anunció la creación de los Clap para derrotar “la guerra económica, estabilizar la economía” y alimentar a las familias venezolanas, pero con los Clap lo único que se ha estabilizado es el bolsillo de quienes negocian la compra de estos alimentos con precios mexicanos.
Con los Clap lo único que se ha estabilizado es el bolsillo de quienes negocian la compra de estos alimentos con precios mexicanos
Y una muestra de ello, es la denuncia presentada por la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada de México, que aseguró que diferentes empresas mexicanas exportaban a Venezuela productos con sobreprecio. En la investigación presentada por las autoridades mexicanas se comprueba que el negocio de Maduro y su régimen es comprar alimentos y venderlos a 112% de su costo real.
Enriquecerse a través de la compra de comida y mantenerse en el poder a costa del hambre es el objetivo de esta dictadura, a quien solo le interesa beneficiar a todos los corruptos que actúan bajo su amparo, mientras los ciudadanos seguimos empobreciéndonos.
Sin embargo, estas cajas no solo ocultan un entramado de corrupción de grandes proporciones sino que contienen alimentos de bajo valor nutritivo que en lugar de alimentar a los venezolanos está poniendo en riesgo su salud. A la dictadura ya no le basta con haber acabado con el derecho humano a la alimentación, sino que ahora está envenenando a los ciudadanos.
A la dictadura ya no le basta con haber acabado con el derecho humano a la alimentación, sino que ahora está envenenando a los ciudadanos
La investigación realizada por el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Universidad Central de Venezuela (UCV) sobre las marcas de leche en polvo que traen las cajas del Clap aseguran que este es un producto “reconstruido” que no tiene las cantidad de proteínas que tiene un vaso de leche normal.
Y es que según este estudio químico para cubrir los 500 miligramos de calcio, requerimiento mínimo, para niños de dos a cuatro años tendrían que consumir entre 13,1 y 41,3 vasos cada 24 horas para alcanzar ese requerimiento. En el caso de los adultos, tendrían que tomar entre 28,9 y 82,6 vasos de leche del Clap para cubrir el requerimiento diario de calcio.
Pero la leche no es el único alimento de bajo valor nutricional que contiene la caja del Clap, sino que ahora la Asociación de Consumidores Orgánicos denunció que la harina de maíz precocida “Maseca” contiene altos niveles de químico glisofato, que es un componente de varios herbicidas, además que el maíz utilizado como materia prima para elaborar esta harina, se usa para alimentar cerdos en México y Estados Unidos.
Le venden al pueblo alimentos vencidos y podridos, de dudosa procedencia, con bajo valor nutricional, mientras ellos se enriquecen. Acabaron con la producción nacional y sometieron al país al hambre y la miseria para aferrarse en el poder.
Es verdaderamente despreciable el negocio que ha hecho la dictadura con el hambre y la desnutrición en Venezuela.
¡Fuerza y Fe Venezuela!
➨ Artículo escrito por Ángel Machado, concejal de Maracaibo por Voluntad Popular (@angelmachadoVE)
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