“La
historia de esta gaita, está basada en una fantasía, cualquier parecido con la realidad,
es pura coincidencia.”
“¿Dónde
queda eso? Donde hay alimentos, ¿dónde queda eso? donde no hay
desabastecimiento, donde queda ese lugar para decirle a la gente y que vayan a
buscar lo que dice el presidente. ¿Dónde queda eso? donde me han dicho que hay
buena vida, con la transparencia en la justicia y la economía. Aparentemente no
incitan a la guerrilla, ¿dónde queda eso? para irme enseguida…”
En
el contexto de crisis aguda en el que vivimos, pretender vender una
reconversión monetaria como la solución milenaria a los problemas de los
venezolanos raya en lo ridículo. Precisamente el 20 de agosto, Maduro lo vende –como
gran falacia- como el día en el que todas las comunidades amanecerán sin
apagones, con agua, con productos en los anaqueles y que los ciudadanos puedan
comprarlos, con seguridad y hospitales que verdaderamente garanticen el derecho
a la salud y felicidad absoluta. Los venezolanos el 20 de agosto se preguntarán
¿Dónde queda eso?
Lo
que hemos vivido en los últimos días en el estado, no puedo catalogarlo más que
como inhumano y abominable. La carga de tragedia y dolor a la que a diario son
sometidas las familias venezolanas, le sumamos comunidades enteras sumidas en
la penumbra, durmiendo en las aceras, en hamacas y colchonetas, incluso hasta
dentro de los carros, botando alimentos dañados por falta de refrigeración, sin
suministro de agua, gas y gasolina, sin poder comprar comida porque al no haber
electricidad, tampoco hay internet, señal telefónica y contar con el efectivo
es caso aparte.
Hace
unos días Maduro mostraba estadísticas del Carnet de la Patria, donde la mayor
cantidad de censados se ubicaban en el Zulia. El mismo estado de mayor
desnutrición infantil en el país, sin embargo, fuimos testigos de cómo se
pudrieron 7mil kilos de carne en el mercado mayorista de Las Pulgas por tener
más de 150 horas sin electricidad. En Isla de Toas, se perdió un cargamento de vacunas
BCG, Toxoide Diftérico y Doble Viral porque el hielo en el que se conservaban
se derritió luego de 60 horas.
Las
consecuencias de la ineficiencia de unos pocos, las está pagando todo un
estado, como muestra de lo que puede ocurrirle al país si de forma inmediata no
se toman los correctivos. Obviamente, la intención de quienes desgobiernan no
es tomar correctivos. Muy por el contrario, su mayor logro y objetivo es la
destrucción. Y miren que lo han hecho muy bien.
Como
ciudadanos, no podemos seguir aguantando esto. No podemos acostumbrarnos a esta
desgracia. Mientras un usurpador y un militar que terminó de hundir el sistema
eléctrico hablan de sabotaje, son los ciudadanos quienes sufren por el
verdadero responsable: la ineficiencia, corrupción e ineptitud de quienes
dirigen el país hacia la destrucción.
Frente
a la destrucción de la tierra que nos vio nacer, es el momento de articularnos,
denunciar, y ejercer nuestros derechos. Como comunidades, como vecinos, debemos
impulsar un proceso de articulación profundo. La agudización de la crisis y la
radicalización de una dictadura predatoria evidenciada en mayor persecución y
represión, debe ser, junto a la crisis generalizada, la vía para generar la
conducción ciudadana que haga frente en desobediencia, a las medidas
arbitrarias que pretenden imponer para seguir sometiendo al ciudadano.
Desde
cada sector, debemos articularnos internamente e impulsar la articulación de
otros sectores. Es así como unidos podremos hacer frente, con respuestas y
propuestas que se adapten a cada localidad. Focalizándonos en nuestros espacios
territoriales. Un centro de ejercicio democrático, un CEDE, pues nuestra
presión es precisamente porque queremos recuperar nuestra democracia.
Debemos
sentar las bases para la construcción de un nuevo país, de bienestar, progreso,
producción nacional, sustentable, libre y democrático, donde nuestra juventud
vislumbre un futuro de oportunidades para desarrollarse y nuestros ancianos y
abuelos puedan disfrutar su vejes con calidad de vida. Ese país es posible y
estoy convencido que queda en Venezuela. Es nuestro trabajo recuperarla.
Artículo escrito por Orlando Chacón (@Orlandochacon_), dirigente juvenil de Primero Justicia
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