La octava edición de la importantísima Cumbre de las Américas que se llevará a
cabo el próximo 12 y 13 de abril en Lima, Perú, constituye un gran orgullo para
América toda ante la imperiosa necesidad de reencuentro y discusión de los
asuntos que, desde niveles menores y mayores, involucra a toda la región para
que en conjunto logren atender los llamados de emergencia que se activan desde
países como Venezuela, muy especialmente por la crisis humanitaria que vive.
La
Cumbre de las Américas contará con la presencia de jefes de Estado y de
gobierno de todo el continente que tendrán como objetivo ir más allá de las
palabras y demostrarle a las naciones que representan que su compromiso es
firme y seguro con la democracia, los Derechos Humanos, el crecimiento
económico sustentable y la gobernabilidad.
Esta
edición de la Cumbre tiene una característica relevante para todos ante lo que
será la ausencia del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a quien le ha sido denegada la invitación tanto por
el expresidente Pedro Pablo Kuczynski
como por el actual mandatario Martín
Vizcarra. La decisión no se toma de manera unilateral ya que los países que
agrupan el Grupo de Lima, así como
otros que están fuera de esta plataforma, a excepción de Bolivia, Cuba y
Nicaragua, han visto como un contrasentido que el peor represor de la historia
reciente de América sea condecorado o recibido con honores cuando en sus
hombros pesa el asesinato de cientos de manifestantes desde 2014 y la muerte
por inacción del Estado en casos de desnutrición y escasez de medicamentos en
los centros hospitalarios así como por la imparable inseguridad que desde el
régimen chavista siempre han negado, al igual que la agobiante crisis económica
que ha obligado a millones de ciudadanos a huir del país y refugiarse en
naciones como Perú, donde reside una importante comunidad de venezolanos.
La
Cumbre de las América es una oportunidad de oro para defender los derechos de
todos aquellos que merecen justicia ante los atropellos y los desmanes
gubernamentales e individuales. Los venezolanos en Perú deben aprovechar las actuales
circunstancias para hacerse oír y enviarle al continente un mensaje claro.
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