El ataque aéreo contra Siria llevado a
cabo la noche del viernes 13 y la madrugada del sábado 14 de abril del presente
año 2018 ha dado mucho de qué hablar en foros, medios de comunicación, blogs y
redes sociales, especialmente, porque se cree que el ataque contra
instalaciones militares y de fabricación de armas químicas en Damasco y Homs es
un nuevo “falso argumento” para invadir a este país que sufre ya siete años de
guerra civil que ha dejado más de cuatro millones de desplazados así como
cientos de miles de muertos.
En
primer lugar, es necesario decir que el ataque que anunció el propio presidente
Donald Trump se llevó a cabo de
manera anticipada, pues mucho antes del
anuncio de la operación militar coordinada con Francia y Reino Unido, la propia
Organización para la Prohibición de
Armas Químicas (OPAQ) había informado que estaba dispuesta a enviar a una
comisión de investigadores al lugar de los hechos, en Duma. Incluso, Estados
Unidos había pedido en el seno del Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas
una pesquisa profunda para determinar si se emplearon o no armas químicas, que
según varias fuentes en el campo de batalla, habría dejado entre 50 y 70
muertos, la mayoría mujeres y niños.
Por
lo tanto, ordenar este ataque deja serias dudas sobre el interés de los
gobiernos de Estados Unidos, Francia y Reino Unido para delimitar si realmente
ocurrió este ataque o no y su disposición a permitir que se evidencie lo que
tanto han denunciado desde sus pulpitos.
Ahora,
Rusia y Siria tienen las manos manchadas de sangre, no solo por haber usado
armas químicas en otras oportunidades (aún queda por corroborar si la
utilizaron esta vez en Duma), y su obsesión por mantener el control del
territorio ha llevado a que el propio régimen de Al Assad incurra en pavoroso crímenes contra la Humanidad, que
Moscú defiende por encima de cualquier declaración. Por ende, es fundamental
que los países involucrados en estos ataques tengan la voluntad plena de ayudar
a esclarecer estos hechos que dejan muchas preguntas sin respuestas, no solo
por la premeditación estadounidense, francesa y británica, también por la
intención rusa y siria de obstaculizar investigaciones
creíbles al respecto.
REDACCIÓN
INTERNACIONAL
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