La Organización de Naciones Unidas (ONU) define Estado Fallido como “un fracaso social, político, y económico, caracterizándose por tener un gobierno tan débil o ineficaz, que tiene poco control sobre vastas regiones de su territorio, no provee ni puede proveer servicios básicos, presenta altos niveles de corrupción y de criminalidad, refugiados y desplazados, así como una marcada degradación económica”.
Si aplicamos esta definición en nuestro país, vemos que Venezuela y su realidad encajan perfectamente, porque Nicolás Maduro no es capaz ni siquiera de proveer los alimentos a la población para subsistir y, el hambre se ha convertido en la principal angustia de la familia venezolana
A lo largo y ancho de esta revolución, Chávez y Maduro han tomado decisiones de todo tipo en el área de la producción de alimentos. Con la excusa de que la tierra es del trabajador y de los humildes empezaron por expropiar hectáreas de tierra cultivada y próspera, acabando con años de trabajo familiar. Jamás tuvieron la intención de repartir las tierras que por ley tiene el Estado, sino que las hectáreas expropiadas debieron ser nuevamente compradas por sus dueños, otras fueron abandonadas e invadidas, pero las mejores tierras fueron entregadas en concesión a los rusos y chinos como pago a nuestras deudas constantes.
Alrededor del año 2003 se implementaron los famosos cultivos organopónicos, que no es más que una siembra urbana para aumentar la producción de hortalizas y verduras, pero como todos los planes de esta mal llamada revolución no prosperó. Se perdieron recursos económicos y el plan se sumó a los diferentes fracasos en materia alimentaria.
La ineficiencia en producción de alimentos y el fracaso económico hizo que las expropiaciones aumentarán e industrias como Empresas Diana, Lácteos Los Andes, Fama de América, Café Madrid, centrales azucareras, entre muchas otras, dejaron de ser cadenas privadas para ser parte del Estado y se hundieron el fracaso público, porque no lograron satisfacer la demanda nacional.
A raíz de estas erradas políticas económicas, en Venezuela se comenzó a evidenciar el desabastecimiento y escasez de productos de primera necesidad cada vez mayor, problemática que Maduro intentó solucionar con los Clap, cajas de alimentos que se encargarían de distribuir los Consejos Comunales y que ahora, solo pueden ser recibidas por quienes tengan el Carnet de la Patria, mecanismo de exclusión con el que el régimen chantajea a los ciudadanos.
Sin embargo, pese a que en los medios de comunicación los personeros del régimen intentan vender la tesis que los Clap son exitosos, la realidad es que el pueblo venezolano se está muriendo de hambre. 33% de los niños crecen con desnutrición, 70% de los venezolanos comen una o dos veces al día y, en el oriente la situación se agudiza aún más, 65% de las personas que viven en los estados orientales comen una sola vez al día.
El hambre está haciendo que cualquier persona haga lo que considere necesario para alimentar a su familia y esto ha desatado un nivel de histeria en nuestra gente; venezolanos desesperados toman acciones para llevar algo de comer a su casa. En el país se registran ocho estados donde ocurren saqueos diarios, los medios de comunicación reportan más de 111 casos de saqueo en los últimos 10 días, personas invaden haciendas y se roban las reses, multitudes saquean a un vendedor de comida ambulante, jóvenes usan balsas para buscar oportunidades en otro país, entre otras acciones desesperadas.
El hambre del siglo XXI tiene desesperada a la gente, todos estos hechos no son conducidos o dirigidos, cómo quiere hacer creer el régimen, son acciones espontáneas de un pueblo que se cansó de promesas no cumplidas, de un pueblo harto que está reclamando lo que por derecho les corresponde.
Aunque se pronostican días de oscuridad y meses difíciles en los que el desabastecimiento y la escasez aumentarán y por ende, el hambre en el país, no podemos permitir que la miseria, las colas para comprar, comer a medias se vuelva una costumbre. Los venezolanos tenemos que despertar de este letargo y hacer honor al ¡Gloria al bravo pueblo! y luchar para evitar que este régimen nos quite la esperanza y las ganas de luchar y soñar con una Venezuela de paz, bienestar y progreso.
¡Sigamos avanzando con fuerza y convicción!
- Artículo escrito por Ángel Machado | @angelmachadove
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