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El hambre no da tregua | Dayana Cárdenas

El hombre tiene una serie de necesidades básicas o primarias, tales como dormir, evitar el dolor, comer, entre otras. Pero en Venezuela, estas necesidades tan simples resultan agotadoras, desgastantes, estresantes y muchas veces hasta imposibles de cumplir. El dormir en lugar de ser un estado de relajación, paz y tranquilidad, resulta en un momento de preocupación, porque solo se piensa en la situación del país, en qué se comerá al otro día, tratar de luchar cada día por conservar la vida; el hecho de evitar el dolor es una actividad prácticamente improbable, porque mientras el dolor emocional te embarga, simultáneamente, el dolor físico te aqueja, puesto que ni siquiera se tiene o se puede comprar un simple ibuprofeno porque o no hay en las farmacias o no hay dinero; y por último, la necesidad de alimentarse, la cual sin duda, cada día se vuelve más difícil de consumar, ya que los precios están totalmente desproporcionados y el poder adquisitivo debilitado. 

El inicio de 2018 no fue bueno para el país y el panorama no es nada alentador para los próximos meses; las malas noticias no paran de surgir y el hambre de los venezolanos cada hora que pasa sube de nivel y eso no parece cambiar al menos no para bien. Esto es, factores como la hiperinflación, el salario mínimo hecho sal y agua, la inseguridad que viola hasta las propias casas, el alto costo de los alimentos y medicinas, entre otros aspectos, han sido motivos para una nueva ola de saqueos a cualquier tipo de negocios, e inclusive en las carreteras se ha visto cómo la gente saquea camiones, hasta el punto de entrar en granjas y robar o matar dentro de las mismas ganado para tener algo que comer, y todo ello, aunado a las cientos de personas que hurgan en la basura. 

Sin embargo, personalmente no apoyo de ninguna manera los saqueos, y más cuando en lugar de “saquear por hambre”, andan hurtando licorerías, negocios de ropa, calzado, etc.; ello es totalmente ilógico y solo tiene un nombre: vandalismo. Tal vez muchas personas me llamen insensible (por no pensar en otros calificativos) por ver la situación de esa manera, posiblemente consideran que no comprendo el dolor que aqueja a esas personas lo cual las lleva a cometer esas acciones, pero perjudicar a tus conciudadanos arruinando los negocios se traduce en la imposibilidad de que luego te puedas beneficiar de sus servicios, y todo ello se debe reflexionar, junto con el hecho de que el dolor de ver su establecimiento, la fuente de su sustento, su trabajo de años acabados en un día por una necesidad que dichas personas no pueden satisfacer, lo cual no es culpa de estos tantos comerciantes o trabajadores, que lo han perdido todo.

Sí, el hambre no da tregua, una persona con hambre no coordina, no piensa ni razona, pero sí siente (más allá del rugir del estómago y otras consecuencias); se siente odio, molestia, tristeza, y la mayoría de ese cúmulo de sentimientos están mal direccionados y comandados, se la desquitan con quienes no tiene culpa; si tan solo todo ese coraje y disgusto se canalizara de la manera correcta y dirigido a las personas adecuadas, no se hubiera llegado a este punto de destrucción total (aunque sí, el hubiera es solo una palabra de consuelo). 

No hacía falta llegar a terrible momento de presenciar muertos por hambre, mengua, desnutrición, delincuencia, falta de medicamentos, y pare usted de contar... con solo violarte un derecho, una libertad, es motivo suficiente para sacar del poder a quienes causan daño, puesto que, el hecho de tener “elecciones libres” no garantiza la democracia, jamás será así, cuando la gran mayoría de las personas pasan miles de penurias. El que un gobierno como este, te dé dinero no quiere decir que porque sabe que lo necesitas, no, es porque te necesita dependiendo de ellos, es su prioridad manejarte a su antojo y manipularte, y cosas como el dinero y la comida le dan la oportunidad de hacerlo. 

Finalmente, no vislumbro una salida a corto plazo ni que no sea dolorosa en extremo para salir de este infierno; muchos dirán que es necesario ser optimista, pero es más conveniente ser realista en situaciones como estas. Junto con ello, lamentablemente, Venezuela no tiene un líder capaz de manejar coherente y eficazmente la difícil realidad del país, ni la oposición y muchos menos el gobierno brindan posibilidades alentadoras, -ellos quieren seguir con su toma y dame-.

Y eso por ello, que los venezolanos deben sacar de su mente ese perfil de mesías, salvador, héroe, libertador cuando se fijan en un político, de alguien que le resuelva todos los problemas, -eso no es más que un espejismo y un precio alto que pagar después-. Deben analizar a un perfil político que sea un líder genuino, con habilidades, proactividad, talentos, capacidades de desarrollo y trabajo eficaz y eficiente, empático, con carácter y autoridad, y sobre todo con muchos conocimientos bien formados y dirigidos, para que todo ello ayude a formar un país estable y que cada venezolano pueda trabajar con las condiciones necesarias para tener una vida digna, sin perjudicar a los demás. 

Es necesario que entiendan que un buen gobierno no es el que le da de todo a los ciudadanos, porque eso los vuelve flojos y conformistas y demasiado fáciles de manejar. Un gobierno adecuado es el que conduce de manera propicia todos los procesos políticos, económicos y sociales del país, para así brindar buenas oportunidades de vida a los ciudadanos y éstos puedan sustentarse por sí mismos. Tal vez pido mucho para un mundo y sobre todo para un país inmerso en el caos y la corrupción, pero aún guardo fe de que las cosas se puedan hacer lo más correcto posible.
  • Artículo escrito por Dayana Cárdenas | @Tweeterologa_

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