El ataque terrorista del pasado jueves en Las Ramblas de Barcelona y el intento fallido de causar más muertes en Cambrils han abofeteado la relativa paz que España había vivido desde el fatídico ataque del 11-M del 2004. España, Europa y el mundo entero está de luto, desde Kabul hasta Ankara, desde Madrid hasta Caracas, y ese luto debe ser transformado en acción multinacional que le permita a los ciudadanos de todas las naciones estar a salvo del fundamentalismo Islámico y del terror que los criminales de las organizaciones terroristas intenta imponer en el mundo.
La unión mundial y la cohesión regional son indispensables para la organización de lucha contra el terrorismo que, desde la desesperación por la pérdida de feudos en Irak y Siria, el Estado Islámico impulsa sin temor y ni sin ningún indicio de remordimiento cuando adoctrina y ejecuta algún atentado que en los últimos meses ha apostado por el uso irracional de camiones, furgonetas o carros para embestir contra zonas que normalmente están repletas de personas. Este "mecanismo" terrorista, según expertos, es para el Estado Islámico -quien se adjudica la autoría de los últimos ataques terroristas en Europa y Estados Unidos- mucho más barato que colgar explosivos en el cuerpo de algún "lobo solitario" o pagar un pasaje de avión para que algún yihadista estalle por los aires.
El terrorismo debe ser vencido con inteligencia y no con la ingenuidad con la que actuó la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, cuando semanas atrás la Comisaría General de Seguridad Ciudadana le sugirió colocar maceteros o bolardos para prevenir de alguna manera el ataque terrorista del pasado jueves en Barcelona. Así como se debe ser coherente con la forma de enfrentarse al terrorismo, también se deben asumir responsabilidades que algunos creen no tener. Vencer al terrorismo es tarea de todos.
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