Las últimas declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, referentes a Venezuela, han levantado una ola de críticas en el país así como la polarización de los países latinoamericanos que respaldan a la Oposición y desconocen a la dictadura chavista. De un lado están aquellos que respaldan aquella "opción militar" vertida en medio de una rueda de prensa por parte del mandatario estadounidense y, en la otra orilla, están los que critican la hipotética "intervención militar".
Desde que Hugo Chávez llegó al poder y hasta que murió no cesó su letanía antiimperialista; cualquier cosa que en Venezuela ocurriera era responsabilidad inmediata de Washington D.C.; si en Venezuela fallaba la electricidad, el culpable era el imperio; si el PIB no crecía la responsabilidad era achacada al gobierno estadounidense. Aquel discurso retrógrado, con un doble rasero de trasfondo, no ha sido desechado por el actual mandatario venezolano, Nicolás Maduro, quien enfrenta un nuevo encontronazo diplomático con su vecino del norte luego de que la dictadura chavista "legalizara" sus actos a través de la violenta imposición de una Asamblea Constituyente deslegitimada por la mayoría de los venezolanos y la mayoría de las naciones occidentales.
Después de tantos alaridos revolucionarios por aquellas palabras amenazantes de Trump y posteriormente del vicepresidente Mike Pence, no queda duda alguna de la doble y cínica moral chavista que ha guardado un silencio cómplice ante la cubanización de Venezuela que inició con aquella sumisión de Hugo Chávez a Fidel Castro y que ha obtenido resultados denigrantes para nuestro país, a tal punto que nuestras Fuerzas Armadas son guiadas por funcionarios cubanos que también poseen importantes puestos en sedes ministeriales y de inteligencia nacional, esto sin mencionar la entrega diaria de petróleo, la financiación del régimen de los Castro y el saqueo nacional del que es víctima nuestra nación.
La amenaza más importante para los venezolanos es la crisis nacional; el hambre, la escasez de medicinas, la desnutrición que se agudiza, la inseguridad y, sobre todo, la indiferencia de un régimen que recibe órdenes de La Habana y que no le ha importado hacer de Venezuela un Estado títere mientras en la televisión oficial vociferan que "somos libres y soberanos". Amenaza latente son esas políticas depredadoras que han llevado a más del 70% de los venezolanos a comer solo dos veces y hasta una vez al día. La gran amenaza para los venezolanos no es Trump, es el chavismo que se ha arrodillado ante las directrices de Raúl Castro.
REDACCIÓN POLÍTICA
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