Rodeado del exilio cubano en la Pequeña Habana y acompañado de los congresistas republicanos más enérgicos contra el régimen cubano de los octogenarios de Los Castro, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con su voz franca, postura egocéntrica y siempre frontal, anunció el fin del legado de Barack Obama en cuanto a política exterior la cual fue una de las más polémicas, aunque muchos aplaudieron el diálogo, otros, como los cubanos exiliados en Miami, criticaron la postura tibia de Obama ante el régimen comunista de La Habana.
Trump llegó al poder con una campaña presidencial plagada de histeria y rencores; su objetivo siempre ha sido acabar con las medidas que le den más oxígeno a los verdugos -sean los iraníes o los cubanos- pero con Cuba estudió cada paso y a cada elemento que perturbara su tranquilidad desde el Despacho Oval. El inquilino de la Casa Blanca dio un cambio vertical a lo que el expresidente Obama considera un "triunfo" para la diplomacia, el mismo que tres año después no ha rendido los frutos prometidos para la disidencia cubana y el pueblo ha sufrido las penurias oprobiosas de una dictadura con las manos manchadas de sangre.
Las medidas anunciadas y aprobadas por Donald Trump contra la isla de Cuba son las siguientes:
● Reducir las actividades económicas de Estados Unidos, incluidas las relacionadas con el turismo y con el conglomerado militar cubano o Grupo de Administración Empresarial (Gaesa).
● Permitir a los ciudadanos y entidades estadounidenses que desarrollen lazos económicos con el sector privado y emergente de Cuba.
● Reforzar las restricciones de viaje para los estadounidenses que quieran visitar la isla.
● Prohibir los viajes individuales de estadounidenses bajo la categoría "persona a persona" que había permitido el gobierno de Barack Obama.
●Los cubanos radicados en EE.UU. podrán seguir enviando remesas y visitar a sus familiares en la isla.
● Continuar el embargo económico impuesto a la isla hace más de 50 años.
● Mantener los vuelos regulares y los cruceros a la isla.
Sí bien el tema de la apertura de la embajada y la designación del embajador no fue abordado con exactitud, a juicio de algunos expertos en la materia, la embajada de Estados Unidos en La Habana continuará abierta ya que será una forma de observar más de cerca la situación interna y, además, es un medio importante de influencias y apoyo a los disidentes.
Ahora bien, desde Cuba el régimen respondió a Trump a través de un comunicado hueco y retórico, como ellos mismos calificaron el reenfriamiento de las relaciones, publicado en el órgano oficial de propaganda del Partido Comunista de Cuba (PCC), el Granma, en sus largas líneas repitieron hasta el cansancio la mano dura del bloqueo y la virulencia del "imperio", un discurso de un siglo y más, y además expresaron su rechazo a las mismas medidas. Algunos consideran que La Habana está preocupada por otras situaciones incomodas y no le han prestado la suficiente atención a Trump, se cree que la salud de Raúl Castro sea la razón, lo cierto en estos momentos es que Estados Unidos intenta levantar las esperanzas que no logró alimentar en más de cincuenta años a través de aquellas promesas de "libertad".
Las acciones tomadas por Trump tienen dos miradas principales:
1.- Washington ha tomado una postura más radical contra La Habana porque sabe que enfrenta serios problemas económicos gracias a la crisis venezolana y han analizado muy bien el meollo para "no darle más agua al sediento". Es decir, Donald Trump cree posible matar dos pájaros de un solo tiro y pone su fe en la rebelión popular que atraviesa Venezuela.
2.- Regresa la política republicana de rechazo a todo vástago comunista y no está dispuesta a mantener una fuente de riqueza que beneficia a sus archienemigos en el continente. Trump prefiere demoler el legado de Obama con tal de mantener feliz a los conservadores que podrían salvarlo de algún acontecimiento en el futuro, posiblemente un Impeachment.
Estados Unidos y Cuba tendrán que volver a una mesa de negociación eficaz y no de mentiras en pro del beneficio de los más afectados para solucionar los graves problemas evidentes en Cuba, principalmente. La mediación es el camino correcto cuando ambas partes desean soluciones.
Redacción internacional
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