Luisa Otega Díaz ha reflexionado en los últimos meses sobre su rol como jefa del Ministerio Público; ha dado duras declaraciones que han sembrado la división en el seno del chavismo y, por supuesto, los más radicales no han dejado de llamarla “traidora” o “agente de la derecha”, olvidando los años que Ortega Díaz sirvió como agente chavista para condenar y recluir a cualquiera que pensara distinto o por lo menos para darle una “ayuda” a no salir en libertad.
La fiscal ha recibido una lección propia de la izquierda stalinista: si estás conmigo eres buena, si estás contra mí mereces el destierro. Cuando Pedro Carreño, diputado a la Asamblea Nacional por el impopular PSUV, vociferara que la Dra. Luisa Ortega Díaz padece “insania mental” y por ello hay que “recluirla”, demuestra que su intolerancia es demencial y que además contribuye al odio que existe en Venezuela. La fiscal recibe una lección de sus correligionarios, los mismos que ella ayudó a enroscarse en el poder y que han asfixiado a la democracia.
El equipo de Subversión en letras respalda las últimas actuaciones de la Fiscal General, creemos que han sido apegadas a la Constitución y a los intereses colectivos del pueblo, pero insistimos en que se debe hacer más, ella debe dar un paso más a la consciencia y demostrar definitivamente que su puesto vale la pena y hace correctamente su trabajo.
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