Las mujeres han sido participantes claves en el desarrollo de las protestas antigubernamentales. Centenares han salido a las calles en defensa de la libertad
La esquina de la calle 5 de julio que conecta con la Avenida Delicias en Maracaibo, estado Zulia, frente a la sucursal bancaria de Citibank, cientos de mujeres se comenzaban a concentrar a tempranas horas del pasado 6 de mayo. Jóvenes, adultas y ancianas se congregaban dispuestas a marchar hacia el Cuartel El Libertador, su objetivo, claramente definido, era exigir el cese inmediato de la represión militar y policial contra los manifestantes que en los últimos treinta días no han abandonado las calles de Venezuela en protesta contra el régimen de Nicolás Maduro.
El sábado por la mañana la lluvia caía levemente en la capital zuliana, pero eso no impedía que mujeres de todas las parroquias llegaran caminando, en transporte público o por sus propios medios a la concentración que empezaba a formarse en la calle. Mientras en Maracaibo se desarrollaba la manifestación, en Caracas cientos de miles de mujeres se tomaban de las manos y salían a marchar con prudencia ante las miradas de los oficiales militares que actúan como galgos en cualquier movilización opositora. En el interior del país las mujeres enfrentaban a gritos, oraciones y cánticos el terror militar que se ha impuesto en el país.
La marcha en Maracaibo llegó sin contratiempo y en sana paz. En primera fila, una pancarta inmensa tenía escrito con tinta negra chorreada “NO MÁS REPRESIÓN”, diputadas y concejalas iban caminando tomadas de manos y con rosas, otro grupo importante de damas tenían cruces de madera donde se lograba leer el nombre de cada una de las victimas fatales de la represión chavista. A un lado, jóvenes universitarias corrían con sus brasieres y cantaban consignas contra el jefe de Estado. Un tumulto de fotógrafos cazaba la mejor imagen para los diarios y páginas de internet.
En el Cuartel El Libertador, un cordón de militares esperaban a las manifestantes; desde las torres, los oficiales tomaban fotografías y otros salían desde las ventanas de sus habitaciones a observar aquella masa humana que rodeaba el cuartel, ese que se encuentra pintado con imágenes del 4 de febrero (día de la intentona golpista de Hugo Chávez en 1992), claro ejemplo de la parcialidad militar a favor del régimen chavista. Todas se unieron al canto del himno nacional. Entonaban con lagrimas en los ojos las notas patrias y levantaban las banderas y pancartas como queriendo llegar al cielo. Los militares estaban imperturbable hasta que un grupo de mujeres se acercó a la alambrada a intentar convencerles de la lucha no violenta, pero estos reaccionaron de forma obcecada pidiéndoles que retrocedieran, estas hicieron caso omiso, rompieron el cordón militar y se lanzaron al piso en forma de protesta. La movilización finalizó en tranquilidad.
Las mujeres en Venezuela, ya sean madres, esposas, hijas, hermanas, tías, abuelas o religiosas han sido un símbolo maravilloso de las protestas antigubernamentales en las calles de todo el país. Suelen marchar con su rostro pintado con la bandera nacional o como lágrimas en señal de luto por los manifestantes asesinados. Desde que iniciaron las protestas, pero mucho antes, las mujeres venezolanos han tenido que lidiar con las carencias generalizadas que sufre el país, sin embargo, no han callado, todo lo contrario, su lucha ha sido admirable.
Redacción política