Son bien vistas las últimas apariciones que ha realizado la Fiscal General de la República (FGR), Luisa Ortega Díaz, en cuanto al tema de la ruptura constitucional en Venezuela; ha apuntado al lado correcto, cosa que ha logrado bastas especulaciones entre los venezolanos, pero lo cierto es que sus palabras han causado un fuerte revuelo a nivel nacional e internacional, en concreto porque la fiscal Ortega Díaz ha sido una militante incansable del chavismo, ha callado cualquier tipo de atropello contra la Oposición y ella misma ha aplaudido el encarcelamiento ilegal de manifestantes, pero hoy, en circunstancias absolutamente distintas, se observa con desconfianza que después de tantos años en el cargo, la fiscal parezca estar haciendo su verdadero trabajo, sobre todo haciendo valer el principal valor ético que debe tener el fiscal general: la imparcialidad.
Sra. Fiscal, usted se encuentra en una situación dura, hay que decirlo, porque los amigos que usted creía tener se han transformado en sus enemigos. Los que ordenan dejarla sin seguridad y anularla de forma indirecta en su cargo al prohibirle a los jueces cumplir sus ordenes e intentar comprar a los fiscales a su mando, usted, que bien conoce al monstruo desde adentro, debe actuar y no quedarse en palabras “bonitas”; debe hacer el trabajo completo: condenar de forma justa y legal a todos aquellos que usted ha encubierto por años, pero que por causas desconocidas, usted critica con cierto valor, quien sabe si genuino, pero lo ha hecho. Actúe señora Fiscal y no permita que se continúen cometiendo los horribles crímenes que desde el Gobierno se perpetran contra la población civil y desarmada que queda impune.