Cada país con análisis y esquemas distintos de lo que representa o -para la gran mayoría de ellos- representaba el “Socialismo del siglo XXI”
Un movimiento social que reivindica a los pueblos, la defensa de sus derechos sociales, económicos y políticos ante el capitalismo salvaje y el intervencionismo imperialista que amenaza la vida en la tierra. Así fue vendida la corriente ideológica de izquierda radical en 2005 por Hugo Chávez en su discurso durante el V Foro Social Mundial. Hoy, los países que todavía defienden esta depauperada corriente, son caracterizados por tres términos: miseria, corrupción y cambio; no precisamente cambios voluntarios.
Una economía “Marxista”, sustentada por Venezuela a través de PETROCARIBE, fue una de las principales estrategias antiglobalización impulsadas por los países miembros del bloque que seguían esta corriente: Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Argentina, Paraguay, Uruguay, Brasil y Honduras.
Cada país con análisis y esquemas distintos de lo que representa o -para la gran mayoría de ellos- representaba el “Socialismo del siglo XXI”. Ecuador por ejemplo, con Rafael Correa y su “Revolución Ciudadana” impulsaron programas sociales financiados por PETROCARIBE y el ALBA con grandes rasgos antiimperialistas, de ataques a la libertad de prensa, a la democracia, a la propiedad privada y el aumento de la corrupción gubernamental con índices históricos. Tan antimperialista fue el Ecuador de Correa, que pagó 5 millones de dólares por un mensaje publicitario durante uno de los eventos más imperialistas y capitalistas, el Súper Bowl. Hoy, Ecuador, representa uno de los tres términos a los que me refería en el inicio: cambio. Un cambio de modelo que estoy seguro se acerca con Guillermo Lasso y toda la oposición unida -aunque cometiendo errores-, la segunda vuelta será una de las grandes estocadas al caduco “Socialismo del siglo XXI” en América del Sur.
Bolivia y el gobierno de Evo Morales han sido parte de este socialismo latinoamericano caracterizado por buscar la permanencia en el poder, la nacionalización de hidrocarburos, programas sociales sumamente populistas, la aplicación del “exprópiese” venezolano pero bajo el disfraz de “empresas recuperadas”. Hoy la política boliviana esta no muy lejos de generar un cambio, sobre todo, con la crisis económica que ha generado el poco financiamiento de Venezuela al gobierno. Los sindicatos, movimientos sociales e intelectuales, han empezado a alzar sus voces y generar una marea de reacciones dentro de los pueblos y comunidades más importantes.
Argentina con los Kirchner y su desbastadora corrupción han sido muestra clara del cierre de un ciclo. Tras impulsar la destrucción del aparato productivo y el hundimiento del sistema económico, atacar la libertad de prensa y prácticamente aislar al país de las relaciones internacionales más allá de las alianzas regionales, hoy son muestra de cómo la sociedad civil impulsó el cambio democrático. Mauricio Macri, en 2015, fue el hombre que alzó la bandera del cambio, lo que tuvo repercusión incluso en las parlamentarias venezolanas. Lamentablemente, su gobierno tendrá que conformarse con quitar las cenizas y empezar a reconstruir.
Nicaragua es caso perdido, un intento de dictadura, antidemocrática, totalitaria y que violenta abiertamente los derechos humanos. El gobierno se ha mantenido por el duro financiamiento venezolano, siendo Nicaragua el aliado más fiel de Nicolás Maduro. A pesar de toda la devastación, la economía aún no ha llegado al punto de la miseria y el hambre. Tiempos duros vaticinan los índices económicos, pero ante el intento de cambio, un golpe a la democracia bloqueó a la oposición para recuperar el parlamento.
Paraguay, con Fernando Lugo, se distanció un poco de este “pacto” sin dejar de pertenecer a él. Esto no evitó que el congreso nacional cortara los nexos que se establecieron al sacarlo del poder.
Honduras, fue uno de los casos de mayor resistencia al “Socialismo del siglo XXI”, el congreso por años evitó cualquier tratado o acuerdo que pudiera vulnerar la ya alianza del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Su presidente y autodenominado “socialista”, Manuel Zelaya, dejó el poder tras un golpe de Estado que generó la exclusión de Honduras de PETROCARIBE y el ALBA. Digno de resaltar, que tras el golpe a este país, se le aplicó la Carta Democrática Interamericana, firmada también por Hugo Chávez.
Uruguay con Pepe Múgica fue ejemplo claro de lo que el Estado Socialista debía de hacer o implementar. Los índices de corrupción más bajos de Latinoamérica –y del mundo- estuvieron en Uruguay durante el período que el hombre impulsó con un verdadero cambio político-económico-social en una de las naciones con mayor crecimiento y progreso. A pesar de ser gran amigo del fallecido Hugo Chávez, se distanció de esta clase de políticas “absurdas y equívocas”, pero sin dejar de pertenecer por conveniencia a las alianzas regionales.
Brasil es un caso que da mucho de qué hablar. El progreso económico realmente emergió durante el gobierno de Lula Da Silva, pero no precisamente por el “Socialismo del siglo XXI” al que recientemente se unía. Un capitalismo escondido tras los programas sociales fue el motor que impulsó la popularidad del hoy nuevamente candidato a la presidencia de Brasil tras el debacle que significó el gobierno de Dilma Roussef y los tantos y tantos y tantos casos de corrupción que impulsaron su salida del poder.
Venezuela sigue siendo pilar fuerte del moribundo socialismo con un régimen totalitario que violenta la libertad de prensa y la democracia, que expropia la propiedad privada para destruirla, que dogmatiza la economía y asfixia al ciudadano sumiéndolo en hambre y miseria. La época de oro, o mejor dicho, los créditos PETROCARIBES se acabaron, por lo tanto, se acabó el amor de los países “aliados” con Venezuela. Hoy, el gobierno que desde 1999 y hasta 2013 con la muerte de Hugo Chávez juró defender este “movimiento de pueblos”, ha sido el principal ejemplo del fracaso contundente con la “Revolución Bolivariana” que Nicolás Maduro asegura continuar y defender -así mueran cientos de venezolanos diariamente-.
Un gran cambio vive hoy el continente Americano desde la elección de Trump hasta el cierre de un ciclo plagado de corrupción y miseria. Quienes decían defender la soberanía política y social, hoy son o serán juzgados por robar a Latinoamérica con el movimiento más atroz en la historia de nuestras naciones.
Orlando Chacón | @OrlandoChacon_
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