La sociedad venezolana padece los embates de políticas erradas que han contribuido a la degradación del país en todas las áreas, desde la económica hasta la política y cultura, en cuyas bases la infección de la corrupción gubernamental se mantiene presente y continúa extendiendo sus tentáculos. Los tiempos oscuros que actualmente vive Venezuela se hacen notar en todos los continentes y la impresión cobra mayor preocupación.
Es menester comprender que la grave crisis política y económica, en su mayor amplitud, debe ser enfrentada con capacidad y entendimiento junto todos los sectores que conviven en la trágica realidad venezolana donde urge un diálogo sincero y creíble para el ciudadano de “a pie” que ve su futuro opaco y no logra comprender cómo solucionar sus circunstancias catastróficas.
Nuestros tiempos no son los mejores pero los venezolanos tenemos el deber de contribuir al desarrollo y progreso de la nación para el beneficio de las generaciones que están, las que están naciendo y las que tendrán que germinar para ayudar a reconstruir a Venezuela desde sus cimientos.
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