Un reto elemental que debe asumir la Oposición venezolana es la de manifestar su intención de cambio y de autocrítica ante el país que hoy por hoy se muestra distante y a la vez asqueado de las falsas promesas y el atraso que constantemente los políticos logran llevar a la nación caribeña que atraviesa por una brutal e inédita crisis económica de grandes envergaduras.
La coalición de partidos que conforman la Mesa de la Unidad Democrática necesita refrescar su imagen y renovar las esperanzas que parecen perdidas en el complejo mapa político y social de Venezuela. Cada día miles de venezolanos ven que su dinero no logra satisfacer las necesidades básicas, diariamente más de 50 venezolanos pierden la vida a causa de la desbordada inseguridad que vive el país y, cada noche, alguna esperanza de cambio muere ante la tragedia nacional.
La sociedad civil no puede perder las esperanzas, todo lo contrario, debe mantenerlas firmes y seguras; debe entender que sin esperanzas el cambio sería más largo y agónico y por supuesto que la salida del país no significa libertad. Es menester que los políticos reales renueven sus estrategias y comiencen a escuchar a los ciudadanos.
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